Miguel, el padre de 3 niños que desapareció tras el colapso del puente de Baltimore

El pasado 25 de marzo se derrumbó el emblemático puente Francis Scott Key, de la ciudad estadounidense de Baltimore. Este se derrumbó sobre el río Patapsco después de que un barco carguero chocara contra uno de sus pilares. El hecho de que este río tenga las temperaturas tan bajas y tanta profundidad ha dificultado el rescate de los desaparecidos que estaban en ese momento en la pasarela, como Miguel.

Desde el pasado 25 de marzo, las autoridades están buscando el cuerpo de seis trabajadores desaparecidos tras el colapso de la plataforma de Baltimore. Las familias se están mostrando desesperadas y pasan con gran dolor un duelo que no se esperaban tener que pasar. La mujer de uno de los operarios, Miguel, ha pedido que no cesen con la búsqueda, pues ya han recuperado dos cadáveres.

La mujer de uno de los desaparecidos pide que se continúe la búsqueda

María del Carmen Castellón, la esposa de Miguel, sigue pidiéndole a las autoridades que continúen buscándolo para así poder enterrar a su marido y que descanse en paz. María explicaba como esa misma mañana se había despedido de su marido, como todos los días antes de que se dirigiera a Baltimore. Uno de los desaparecidos, Miguel, de 49 años, era de El Salvador y tenía tres hijos.

Miguel cayó al agua junto a otros 5 compañeros de trabajo cuando el barco cargó contra el puente de Baltimore. Dos de los cuerpos han sido rescatados y, a última hora del martes 26 de marzo, los guardacostas daban por finalizada la operación de búsqueda y rescate de los demás. Es por ello que María sigue insistiendo en que continúen buscando el cuerpo de su marido.

Las labores de rescate de los desaparecidos cedieron un día después

Por su parte, el departamento de bomberos ha buscado a los desaparecidos con sonares y drones submarinos. También ha habido un equipo de buzo recorriendo el río para intentar hallar a las personas y aquellos vehículos que cayeron al agua. Sin embargo, el río de Baltimore no ayuda en absoluto.

Se trata de un río con 15 metros de profundidad donde el agua puede alcanzar temperaturas muy bajas. En ese momento, las aguas tenían una temperatura de entre unos 7 u 8 grados centígrados. Esto complicaría la labor de rescate y también haría que la desesperación y el dolor de los familiares de las víctimas se acentuara.