Juan Ramón Rallo suelta verdades como puños sobre la rebaja de la jornada laboral
El economista ha alertado de las consecuencias que tendrá una jornada laboral de 37,5 horas
El popular economista Juan Ramón Rallo ha querido dar su opinión sobre la última decisión acordada por PSOE y Sumar. Se trata de la reducción de la jornada laboral a 37,5 horas semanales, una medida que no siempre resultará beneficiosa para todos. El experto desvela en un vídeo en su canal de Youtube algunas de las consecuencias que podría tener esto.
Se pregunta, en primer lugar, si esta postura puede llegar a ser viable. Si se disminuye el horario de trabajo y "no se reduce el sueldo del trabajador, lo que tenemos es un incremento del salario por hora". Pero también puede interpretarse como un aumento del "coste por hora de tener contratado a un empleado".
Al cobrar lo mismo "por trabajar 37,5 horas que por 40, lo que sucede es que el salario se ha incrementado en todo los puestos". Eleva esta subida hasta el 6,6%. Supondrá una ventaja para la mayoría de asalariados, pero esta postura puede acarrear una serie de contratiempos para las empresas.
Habrá algunas que lo "tendrán fácil" para asumir este mayor gasto porque "disfrutan de beneficios extraordinarios". Pero también "habrá otras que no serán capaces en absoluto de hacer frente de este aumento por hora trabajada, e incluso acaben cerrando".
¿Cuáles serán los efectos de rebajar la jornada laboral en España hasta las 37,5 horas semanales?
Juan Ramón Rallo sostiene que "los salarios han de ir de la mano de la productividad". Explica que las compañías pueden "reabsorber este incremento del coste laboral por hora trabajada" por dos vías.
La primera de ellas sería elevando "los salarios menos de lo que se incrementa la productividad". Otra posibilidad sería incrementando los salarios nominales por "debajo de la inflación".
Juan Ramón Rallo dejaría que cada trabajador pudiera decidir
El economista cree que sería adecuado "respetar la autonomía de las personas. Para decidir si quieren trabajar menos a cambio de un menor salario potencial o más a cambio de un mayor salario potencial". Considera que "la ley de reducción forzosa del horario laboral" supone un mal para todos.
Aquellos que quieran conseguir unos mayores ingresos, se verán empujados en ocasiones al pluriempleo. Pero "no siempre es factible combinar dos empleos" ganando lo mismo por hora de trabajo. Incluso en ocasiones puede llegar a resultar deficitario por los costes que implica, por ejemplo, los desplazamientos.
Incide en que la obligatoriedad de la jornada de 37,5 horas semanales tiene "ganadores y perdedores". Los primeros serán los que "prefieran trabajar menos a costa de ganar menos de lo que podrían conseguir". Por su parte, los perdedores serían "aquellos que no desearían trabajar menos, para así poder ganar más".
Señala que serán partidarios de trabajar menos los que cuenten con una "economía holgada, sin dificultad para llegar a final de mes". Se trata, por lo general, de "clases medias, medias-altas".
Por su parte, el problema lo encontrarán los que "no quieran intercambiar más tiempo libre por un menor salario". Serían los empleados con "mayores dificultades para llegar a final de mes o que tienen un tren de vida alto". Estos seguirían buscando empleos de 40 horas semanales, o más de un trabajo, para poder ganar más.
El ejemplo de lo ocurrido en Francia
En Francia se decidió hace unos años rebajar la jornada laboral de 39 a 35 horas semanales. Con el cambio se detectó "un aumento del pluriempleo". Pero también una "migración de los trabajadores de las grandes empresas a las pequeñas, que no estaban obligadas a ofrecer la jornada reducida".
Juan Ramón Rallo insiste en que "no es razonable imponer este tipo de decisiones". Estas son algunas de las consecuencias que acarreará esta modificación laboral.
Cuenta que a corto plazo "disminuye la jornada, se mantiene el gasto y por tanto el coste laboral por hora se incrementa". Esto puede desencadenar en una "mayor destrucción de empleo, una menor construcción de empleo o una sustitución de trabajadores".
Los que más ganen serán reemplazados por otros "baratos que estaban en el paro". Los empresarios "tenderán a despedir, reduciendo costes". Pero esto no supondrá una "destrucción neta del empleo", ya que se sustituirán trabajadores "más caros por otros más baratos".
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