Montaje con un primer plano de Junqueras con cara seria y un plano medio de Jordi Turull preocupado rascándose la cabeza
POLÍTICA

Tres mesas y dos relatores: el procesismo constata su división

Los acuerdos entre PSOE, ERC y Junts traerán una situación surrealista, con más mesas que resultados


Se acabó lo que se daba. Junts y Esquerra ya tienen su acuerdo con el PSOE y Pedro Sánchez será investido en los próximos días. La política española -y, por extensión, la catalana- entra en una nueva etapa. No sabemos si será histórica, como asegura Junts, pero nos regalará momentos únicos.

El procesismo, interpretado por Junts y Esquerra, promete una nueva entrega de descoordinación, reproches y carreras para ponerse medallas. Cada uno haciendo la guerra por su lado, mirando al adversario y con la mirada puesta en las elecciones catalanas. Un buen ejemplo es lo sucedido las últimas 24 horas: ERC celebra que Junts siga su estrategia y los de Puigdemont se quieren llevar todo el mérito de la amnistía. Los dos quizás tienen razón y seguramente los dos no dicen toda la verdad.

Y así estamos, a punto de empezar una legislatura donde Pedro Sánchez deberá pactar cada paso que dé y cediendo si quiere agotar los cuatro años. Porque Carles Puigdemont no piensa ponerlo fácil. Si debe volver al autonomismo, como quedó claro ayer, necesita trofeos mayores. De momento se reunirá una vez al mes con el PSOE, en una mesa de negociación que no se llama así porque la palabra mesa no gusta en Junts.

Aquí cualquier detalle importa para demostrar que ellos son los procesistas buenos y los otros unos conformistas. Y, aunque parezca surrealista, el PSOE deberá mantener hasta tres mesas de diálogo con ERC y Junts. Por lo menos es lo que ha firmado para mantener la Moncloa. Tres mesas para hablar de lo mismo y, aquí viene la guinda, con dos mediadores distintos.

Montaje con dos primeros planos de Pere Aragonès y Pedro Sánchez con cara de pocos amigos y de fondo una imagen de un tren de Rodalies

Las mesas del PSOE con los procesistas

Más madera, que diría Groucho Marx. Hasta día de hoy, el Gobierno del Estado y la Generalitat han compartido la ya conocida mesa de diálogo, que ha servido de poco. Pere Aragonès la quiere mantener para marcar su propio perfil y con la esperanza de sacar rédito político. Hay el famoso "acuerdo de claridad" que tiene menos recorrido que el de Oriol Romeu en el Barça. Ahora, Esquerra ha pactado incluir el perfil de un mediador internacional en esta mesa, para "explorar el acuerdo".

Pero ERC ha pactado con Pedro Sánchez una segunda mesa de trabajo, que debe ser de partidos, con la intención de sumar a Junts per Catalunya. El problema es que Carles Puigdemont ha acordado también con los socialistas su propia mesa, que ya hemos dicho que se reunirá una vez al mes. La mesa de Junts y PSOE tendrá un mediador internacional, como confirmó Santos Cerdán.

Montaje de Pedro Sánchez con Puigdemont y Oriol Junqueras mirándole

Recapitulemos: una mesa de gobiernos con mediador, una de ERC, PSOE y ya veremos si Junts, y una tercera de Junts y el PSOE con otro mediador. Para añadir ingredientes a esta curiosa receta, hay que destacar que nadie sabe qué mediador ha escogido Esquerra, ni cuál ha propuesto Puigdemont. Podría llegar a ser el mismo, en un giro de los acontecimientos perfecto para esta películo de Groucho. 

Lo decía hace unos días Màrius Carol en La Vanguardia, a este paso, los catalanes tendremos más mesas que en una boda. A priori, ERC y Junts quieren una amnistía, un referéndum y autonomía fiscal, pero son incapaces de sumar esfuerzos y discurso para hablar con el PSOE. Todos dicen ganar, pero de momento solo lo ha hecho Pedro Sánchez.

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