El Gobierno chantajea a las empresas en plena negociación por subir el salario mínimo

La negociación sobre el Salario Mínimo encalla por la última maniobra del Gobierno. El Ministerio de Trabajo sigue la línea de los sindicatos: que la patronal acepte la subida del 4% o no hay acuerdo. Los empresarios se quedan así en una situación peliaguda: si se mantienen en su postura podrían acabar pagando más.

La patronal no tiene salida

La ministra de trabajo, Yolanda Díaz, adquirió notoriedad por las exitosas negociaciones entre ministerio, sindicados y patronales. Negociaciones generalmente duras y que se resuelven al límite: las partes implicadas quieren cosas contrarias. En este caso, con el SMI como protagonista, el Gobierno ha dejado caer su intención unilateral diciendo que “la CEOE tiene que hacer un ejercicio de pragmatismo”.

Un ejercicio que, si es como el año pasado, acabará en victoria de los sindicatos. Con el BOE en la mano y los sindicatos detrás, la ministra Díaz puede decretar la subida del 4%. Ante eso, los empresarios no tendrían más remedio que asumir los costes: no parece que se les dé salida.

El encargado de hablar de esto ha sido el Secretario de Estado de Trabajo, Joaquín Pérez Rey. “Quien no entra en un acuerdo normalmente paga las consecuencias”, ha dicho. El objetivo de Díaz es cerrar el acuerdo esta semana, es decir, soltar la advertencia un lunes y dejar seis días de margen.

Los empresarios piden ayudas públicas

Lo cierto es que la patronal pactó una subida de esta clase. En mayo - y en acuerdo con las centrales sindicales - la patronal aceptó una subida del 3% que se podía subir un punto si la inflación acaba por encima del 3%. Pero si no hay acuerdo, dice el ministerio, “el gobierno buscará un acuerdo bipartito”.

Según los empresarios, el problema es otro: no es el 4%, sino que no se indexen las ayudas públicas para hacer frente a la subida del SMI. Es decir, los empresarios buscan que los contratos reflejen la subida y, a su vez, el aumento de los costes. Tanto Economía como Hacienda se oponen de lleno, pues implicaría un mayor coste para el Estado.

Esto viene poco después de que Díaz regara con subvenciones tanto a sindicatos como a la patronal. Ayudas destinadas a la formación - precisamente - en negociación colectiva y diálogo social.