Graffitti de Tvboy de Pedro Sánchez y Carles Puigdemont dándose un beso en la boca
POLÍTICA

Sánchez perdona al procesismo (que no pide perdón) para salvar 'la unidad de España'

La paradoja del candidato a la investidura: habla del perdón a quién quiere repetir los actos por los que serán amnistiados


Le ha costado un poco, pero Pedro Sánchez al fin ha hablado de la amnistía en su sesión de investidura. Ha tardado casi una hora y media, pero el futuro presidente del Gobierno ha querido hablar de su pacto con Junts y ERC para sacar pecho. "Vamos a conceder una amnistía a los procesados del Procés, que es una medida que tiene muchos apoyos en Cataluña", ha asegurado Pedro Sánchez.

La estrategia del líder del PSOE ha quedado clara desde inicio: diferenciarse del PP y Vox para mostrarse como el mal menor. No es que yo sea el mejor, es que soy la alternativa a la derecha, ha ido defendiendo Pedro Sánchez. También por lo que hace referencia a la amnistía: "Creemos que España unida es mejor, pero, ¿Cómo garantimos esta unidad? Se puede hacer por la vía de la imposición y la crispación o por la vía del diálogo y del perdón". 

La amnistía es, según el PSOE, la mejor herramienta para alejar a Junts y Esquerra de la independencia. Perdonarlos es una medida de gracia definitiva, un modo de iniciar una nueva etapa de "convivencia".  Eso cree Pedro Sánchez: "La amnistía puede permitirse superar la fractura del 1 de octubre de 2017. Quizá soy ingenuo, pero creo que Cataluña está preparada para el reencuentro total".

Pues parece que sí que es ingenuo Pedro Sánchez. A uno se le perdona cuando sabe que lo ha hecho mal, cuando pide disculpas y asume que no puede volver a hacerlo. La ley de amnistía no es una medida de perdón, por lo menos así lo entienden Junts y ERC, que defienden que es un modo de volver a empezar.  Carles Puigdemont dice no renunciar a la vía unilateral y defiende que el uno de octubre es vigente y fue una actuación correcta.

La ley de amnistía no es una forma de perdonar, es una imposición para conseguir la investidura. El PSOE asume además que Cataluña sufre agravios desde 1714 y que la actuación el uno de octubre de 2017 no fue la correcta por parte del Estado. Si alguien pide perdón es el Gobierno a los partidos independentistas, no al revés. 

Montaje con un plano medio de Pedro Sánchez grande en el medio y otro de Carles Puigdemont y Oriol Junqueras más pequeños sonriendo

Y es aquí donde está el problema: que el PSOE asume en solitario una tesis que no defiende la gran parte de la ciudadanía española ni las administraciones. No hay perdón por parte de Junts y Esquerra ni se ha asumido que se saltaron la ley. El relato que defienden es que si hace falta lo volverán a hacer y más ahora que no tendrán inhabilitación alguna. 

Pedro Sánchez, que probó de pactar con Albert Rivera y votó a favor del 155, no es un político de creencias firmes. Pidió respeto por las decisiones judiciales cuando se condenó a cárcel a los líderes del Procés y tildó a Puigdemont de prófugo. No ha conseguido ni que los procesistas pidan perdón, aunque él lo defienda en el Congreso.

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