Montaje con un plano medio corto de Mohamed VI y un plano medio de Pedro Sánchez con una bandera de Marruecos de fondo
POLÍTICA

¿Qué le debe Pedro Sánchez a Marruecos?

La relación de España con Marruecos ha experimentado muchos cambios en muy poco tiempo y todo está envuelto en sombras


La sucesión de los hechos invita a la sospecha. Casi de la noche a la mañana, España cambió una postura de más de cincuenta años con respecto al Sáhara. Coincidió con el espionaje al móvil de Sánchez. Como suele ocurrir, hay multitud de detalles que permiten hacerse una imagen global o por lo menos una sospecha global.

Y otra vez Pegasus

El problema es que hay muchos indicios y pocas explicaciones por parte del Gobierno. Y todo esto se puede cifrar: 2,6 gigas de información en el teléfono de Pedro Sánchez. Aunque nada se pueda confirmar, los acontecimientos son sugerentes.

En mayo de 2021, alguien entró en el teléfono móvil del Presidente del Gobierno y el Ministro de Presidencia, Félix Bolaños, lo admitió. Fue con el famoso programa “Pegasus”, el mismo con el que el CNI había espiado a los independentistas. Lo trajo The Guardian, que afirmó que unos 200 móviles españoles habían sido atacados con el software. El propio medio británico adelantó que el espionaje venía de Marruecos.

A partir de aquí, vino un reguero de concesiones a Marruecos, a cada cual más inverosímil y difícil de justificar. A pesar de que parece evidente que el espionaje vino de los servicios secretos marroquíes, el Gobierno no lo ha confirmado. De hecho, es una de esas materias sobre las que no dicen nada por mucho que se les pregunte. Se han visto incluso imágenes pintorescas. Como la de los eurodiputados del PSOE votando en contra de un informe del Parlamento Europeo sobre la libertad de prensa en Marruecos. No fueron los únicos en votar en contra: les acompañaron los eurodiputados de Marine Le Pen.

Pero todo esto es ‘peccata minuta’ si se compara con el plato fuerte del menú: el giro histórico de la política de España con respecto al Sáhara. Un día cualquiera de marzo de 2022, el gobierno marroquí - no el español - anunció que España apoyaba a Marruecos en sus reclamaciones sobre el Sáhara. Sin haberlo consultado con la oposición ni con sus socios de gobierno, Sánchez cambió una postura que llevaba vigente desde hacía más de cincuenta años. Postura que, además, Sánchez y la izquierda siempre defendieron.

Desde entonces, este giro en la política exterior también ha implicado más de 300 millones de euros en subvenciones varias a Marruecos. Desde proyectos hídricos hasta financiación para controlar las fronteras - las nuestras - y pasando por ayudas a empresas directamente vinculadas al rey de Marruecos. La última concesión fue darles el control del espacio aéreo del Sáhara, que permite controlar el petróleo de Nigeria que llega por mar. Por otro lado, todo esto rompió nuestras relaciones con el enemigo eterno de Marruecos, Argelia, que nos subió el precio del gas como castigo.

Americanos, chinos y baterías

Lo que dispara las especulaciones son dos hechos: un cambio de política exterior tan abrupto (resuelto en menos de diez días) y el posterior mutismo del Gobierno. Las teorías más especulativas ven incluso un chantaje a Sánchez por su esposa, Begoña Gómez. Es de dominio público que, al poco de llegar Sánchez al poder, Begoña Gómez fue fichada en el Instituto de Empresa (IE), concretamente en la división destinada a África (IE African Center). Desde ahí, una de sus actividades fue la colaboración con APD Maroc, una asociación de directivos y empresarios de Marruecos. Según esta teoría, el móvil de Begoña Gómez también habría sido espiado por los servicios de inteligencia marroquíes.

De hecho, al poco de este cambio de política exterior, el diario digital más leído de Argelia y un diario francés - acusado de sensacionalismo - aseguraron que Sánchez estaba siendo chantajeado por parte de Marruecos. Es más, en una noticia de 2022, El Nacional dijo haberse puesto en contacto con la periodista francesa autora de la información, que declaró que “los servicios de inteligencia franceses, me consta, no entienden este cambio de Sánchez, es una ruptura brutal, un giro bestial contra Argelia”.

Como es evidente, todo esto está en el limbo de la conspiración y las especulaciones. Pero lo que no es ninguna especulación es que el Sáhara representa una fuente de recursos estratégicos de primer orden. Recursos que Marruecos necesita para hacer realidad su plan de convertirse en uno de los primeros fabricantes mundiales de baterías de coches eléctricos. Y ya se ha confirmado que en 2026 Marruecos albergará una planta china y surcoreana de baterías eléctricas con capacidad para medio billón de vehículos al año. Y para todo esto, los minerales del Sáhara y de las aguas de las Islas Canarias son esenciales.

El más beneficiado de esto serán los EE.UU., que recibirán gran parte del suministro de baterías eléctricas. De hecho, unos de los principales impulsores del cambio de política con respecto al Sáhara fue Donald Trump. Sea como fuere, en este laberinto geopolítico hay muchas esquinas y caminos sin salida. Como se suele decir, es la política con mayúsculas.

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