Pues quizás Alberto Núñez Feijóo tenía razón
El candidato del PP evita desgastarse en un debate que ni VOX, ni PSOE ni Sumar han podido aprovechar
Se había hablado mucho sobre la decisión de Alberto Núñez Feijóo de no asistir al debate de este miércoles en Televisión Española. Tras ganar el cara a cara con Pedro Sánchez, el candidato del PP optó por no desgastarse. Dejaba así que la tendencia al alza de las encuestas siguiera su curso, aunque fuese a costa de asumir algunos riesgos.
El principal era que Santiago Abascal hiciera un gran debate y le arrebatara una parte importante de los indecisos que quieren echar a Sánchez. El líder de VOX ha ido de menos a más y ha sabido poner en apuros a sus rivales, sobre todo cuestiones como el feminismo, la Ley Trans y la del ‘Solo sí es sí’. Pero la pinza entre Yolanda Díaz y el actual presidente del Gobierno ha provocado que se viera un dos contra uno en muchas ocasiones. Un acoso y derribo que, en algún tema como en el económico, ha acorralado a Abascal.
Aunque Santiago Abascal ha acabado saliendo medianamente airoso, Feijóo -tranquilamente desde su casa- no ha debido temer por una pérdida masiva de apoyos hacia VOX. Su estrategia de dejar a Abascal solo ante el peligro le ha dado sus frutos, sin ninguna duda. Pero lo que más puede celebrar el candidato del PP es que este escenario tampoco ha favorecido al bloque de la izquierda.
El debate ha sido flojo en general. Y si esto perjudica a alguien especialmente, es a los partidos del Gobierno. Sumar y PSOE están por detrás en las encuestas y no han aprovechado el escaparate del debate para recortar distancias con Feijóo.
De hecho, la principal alternativa al candidato popular es Sánchez, que se ha mostrado desubicado en buena parte de la noche. Es más, la mejor voz que ha tenido el PSOE en el debate ha sido la de Yolanda Díaz.
Es cierto que el líder del PP ha asumido riesgos al no querer asistir al debate. Y quizás ha perdido una buena oportunidad de poder acercarse a esa mayoría sólida a la que aspira. Pero, tal y como ha ido la noche, parece que, quizás, Alberto Núñez Feijóo tenía razón.
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