Montaje con un primer plano de Junqueras con cara seria y un plano medio de Jordi Turull preocupado rascándose la cabeza
POLÍTICA

El procesismo asume su derrota

Las palabras de Esquerra y Junts delatan la realidad del 'procés'

“El independentismo será clave para la investidura de Pedro Sánchez” o “el PSOE deberá resolver el conflicto político que hay en Cataluña”. Estos son solo dos ejemplos de las muchas frases y sentencias que han pronunciado voces destacadas del procesismo tras las elecciones del 23 de julio. A pesar de perder votos y escaños a puñados, ERC y Junts intentaban lamerse las heridas tras el batacazo electoral del 23J en un intento de autoconvencerse de que la derrota no había sido tan dramática.

Ciertamente, los dos partidos procesistas serán claves a la hora de que Pedro Sánchez intente ser investido como nuevo presidente del Gobierno. Pero su supuesta posición de fuerza se ve condicionada por un elemento que, paradójicamente, los deja más débiles. Y es que no investir a Pedro Sánchez los aboca a una repetición electoral que no les conviene. El ejemplo más claro es ERC: en las municipales perdieron 300 000 votos y en las generales 400 000; ¿cuántos pueden llegar a perder si hay repetición electoral?

Primer plano de Carles Puigdemont visiblemente preocupado

Así pues, a pesar de proclamas triunfalistas, los agentes del procesismo son los primeros que son conscientes de la cruda realidad. El ‘procés’ se ha terminado, se acabaron las grandes exigencias y toca volver a pedir lo que el catalanismo político ya pedía hace dos décadas. Y es que, a pesar de que Junts ha iniciado las conversaciones con PSOE (o incluso con PP) pidiendo un referéndum y la amnistía, todo el mundo sabe investirán a Sánchez por mucho menos.

A pesar de que en Junts hay un sector más intransigente, también hay otro más pragmático, y mientras unos piden la luna, los otros apuestan por unas exigencias mucho más asumibles para el PSOE. La primera de ellas es que se pueda hablar en catalán en el Congreso. Se trata de una histórica reivindicación de los partidos catalanistas que, sin duda, los socialistas podrían aceptar. Eso sí, siempre que se aseguren la presidencia del Congreso, algo que todavía no está claro. 

Mientras, Esquerra aparca la independencia y pide el traspaso de Rodalies y un nuevo acuerdo de financiación. Dos peticiones que nos transportan al 2010, cuando estas eran algunas de las principales aspiraciones de Artur Mas y compañía. Todavía hablando de ERC, un histórico como Joan Tardà pedía también la posible oficialidad de las selecciones deportivas catalanas. Otra petición catalanista digna de los años 90.

Ya veremos hasta dónde puede asumir el PSOE, que está claro que tendrán que dar cosas a ERC y Junts. Y algunas de ellas tendrán que ser vistosas para que los procesistas lo puedan justificar ante su electorado. Pero también es evidente que republicanos y ‘juntaires’ han asumido su fracaso y que, a pesar de pedir formalmente referéndums y amnistías, saben que se trata de una vía muerta y sin futuro. Por eso ya piden competencias y más dinero, como ha hecho el catalanismo históricamente.

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