Cambió de género a los 17: ahora denuncia a los médicos y destapa el 'engaño trans'
'El problema no estaba en mi cuerpo, sino en mi cabeza'
Una depresión adolescente le llevó a iniciar un tratamiento con testosterona y a quitarse los pechos con tan solo 17 años. Luego se dio cuenta de que el problema no estaba en su cuerpo, sino en su cabeza. Ahora, con 25 años, Prisha Mosley ha denunciado a los médicos y ha compartido su historia para destapar el “engaño trans”.
Todo empezó a los 13 años, cuando empezó a sentir que algo no iba bien. Perdió el interés por sus aficiones, se fue alejando de su entorno y se vio atrapada en un espiral de ansiedad y depresión. Sus problemas se vieron agravados por el entorno familiar, con una madre drogadicta, y los abusos sexuales sufridos.
Identity Crisis: Detransitioner Betrayed by Health Professionals Who Left Her ‘Mutilated’
Los médicos le diagnosticaron un trastorno de personalidad borderline. Se trata de una afectación de la capacidad emocional que lleva a una alteración de la propia aceptación y de las relaciones con los demás. Fue entonces cuando empezó a leer sobre el transgenerismo.
Encontró refugio en la comunidad trans
Con 15 años y una adolescencia complicada, Mosley se sumergió en la problemática trans a través de foros de internet. “Me sentía identificada con frases como ‘eres trans si odias tu cuerpo, si quieres ser una persona diferente’”, explica. De repente creyó ver la luz: el problema estaba en su cuerpo, y debía cambiarlo.
La chica pasó a formar parte de la comunidad trans, y dentro de su seno empezó a sentirse por fin valorada. Primero cambió de nombre, luego de ropa y de hábitos, y finalmente dio el paso definitivo. Conoció a un experto y, siguiendo su consejo, se sometió a una terapia hormonal y a una mastectomía (extirpación de los pechos).
Aquel cambio radical la apartó de su familia y la llevó a iniciar una relación tóxica con alguien que la reafirmaba en su nueva identidad. Al cumplir los veinte se sometió a tratamiento psicológico. Fue entonces cuando descubrió que no sufría disforia de género, sino un trastorno de personalidad que había tratado de superar con un cambio de sexo.
La solución equivocada
“Mirando hacia atrás es evidente que yo no estaba bien, era tan inestable que ni siquiera quería vivir. Los doctores eran conscientes de lo alejada que estaba de la realidad. No entiendo como a esa edad pude tomar decisiones que cambiaron para siempre”, afirma poniendo en cuestión la práctica de los médicos.
“No sé si pensaron que me estaban ayudando, o si sólo fue por dinero”, añade. Le costó aceptar que “nada de lo que hice durante mi transición sirvió de tratamiento para estas cosas que me estaban haciendo sufrir mentalmente”. Tras la negación vino la aceptación, e inició el camino a la inversa.
Aunque ha dejado la terapia hormonal, sabe que hay cambios en su cuerpo que pueden ser irreversibles. Ahora está en manos de cirujanos plásticos para la reconstrucción de pecho, pero será muy difícil porque ha perdido todo el tejido. “Ya no tengo caderas, mis hombros son más grandes, tengo atrofia vaginal y no sé si podré ser madre alguna vez”, lamenta.
Denuncia a médicos y cirujanos
Prisha difunde su historia a través de las redes para concienciar sobre este problema y que otros no pasen por lo mismo. “La comunidad trans, los médicos, eligen lo más vulnerable que tenemos. Uno de mis síntomas era la falta de identidad, mis doctores lo sabían y no les importó”, asegura.
“Para ellos yo no era feliz como una niña”, prosigue, “así que eso significaba que era un niño y que era trans”. Por eso afirma que “hay muchos trastornos que te hacen odiar tu cuerpo y la solución no es cambiar tu cuerpo, sino arreglar tu cerebro”.
La joven ha presentado una demanda ante el Tribunal Superior de Estados Unidos contra los médicos y los cirujanos por estafa. Están acusados de fraude y negligencia, y por prácticas desleales y engañosas durante la reasignación de género. Sus abogados aseguran que es solo uno entre los muchos casos que están saliendo a la luz.
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