Primer plano de Artur Mas

POLÍTICA

El PDeCAT, al borde de la disolución

El partido de Artur Mas puede tener los días contados

Ya tenemos aquí a otra víctima del Procés. El PDeCAT ha convocado una asamblea extraordinaria para el próximo septiembre en la que se abordará la posible disolución del partido. De este modo, la formación de Artur Mas puede tener los días contados tras los consecutivos varapalos electorales cosechados en los últimos años.

El PDeCAT se quedó fuera del Congreso de los Diputados tras las elecciones del pasado 23 de julio. En 2021 ya se quedó sin representación en el Parlament de Catalunya. Y tampoco debemos olvidar la mala gestión que hicieron en las municipales del 28 de mayo. En Barcelona salvaron los muebles tras decidir ir con Xavier Trias en las listas de Junts, pero en el resto de Catalunya, su intento de coalición con Ara Catalunya provocó una fuga importante de militantes y se quedaron apenas 200 concejales.

El PDeCAT decidirá si sigue o tira la toalla

Este septiembre -aún no hay fecha ni orden del día-, el partido decidirá si sigue con su actividad política o pone punto y final a su corta vida. En su momento, el PDeCAT marcó distancias con Carles Puigdemont cuando este impulsó Junts per Catalunya, pero poco a poco ha ido perdiendo peso en la política catalana.

Primer plano de Roger Montañóla

Un ejemplo de ello es que sus dos militantes más célebres acabaron renegando del proyecto. Por un lado, Xavier Trias abandonó el partido para enrolarse en las filas de Junts en octubre del 2022. Y el caso más significativo es el de Artur Mas, que a pesar de mantener su carnet de militante, en las últimas elecciones generales directamente hizo campaña por la candidata de Junts, Míriam Nogueras.

El PDeCAT jugó al juego del Procés en sus inicios, pero a pesar de querer marcar distancias, finalmente también se ha convertido en una víctima más. Su último intento para ser relevantes en la política catalana fue en las pasadas elecciones generales. Presentaron a Roger Montañola, que quiso desmarcarse claramente del resto de formaciones procesistas, pero casi nadie les compró el relato.

Los resultados fueron claros: solamente consiguieron 32.000 votos en toda Cataluña. Y eso que tenían los derechos electorales de Junts, que les permitió asistir a debates y tener más presencia mediática. Pero ni así evitaron el ridículo. Ahora, el partido presidido por David Bonvehí tendrá que analizar su economía y el contexto político para decidir si siguen activos o dan por finalizado el proyecto.