Dos personas en primer plano, una aplaudiendo y sonriendo, con un fondo desenfocado de colores amarillos y morados.
POLÍTICA

Oriol Junqueras pierde el relato en la pelea por el control de ERC

La candidatura de Marta Rovira, apoyada por figuras históricas del partido, empieza a tomar fuerza

ERC celebrará el próximo 29 de noviembre un congreso nacional decisivo para elegir a la cúpula que controlará el partido los próximos años. Hay cuatro candidaturas, pero dos de ellas, oficialistas, están destinadas a disputarse el triunfo. Una, Militància Decidim, encabezada por Oriol Junqueras y Elisenda Alamany, y la otra, Nova Esquerra Nacional, montada por Marta Rovira y liderada por Xavier Godàs y Alba Camps.

El congreso se plantea, de hecho, como una batalla entre roviristas y junqueristas. Esto ha desatado una guerra feroz entre los sectores del aparato que ha controlado el partido estos últimos trece años. Y aunque inicialmente parecía que Junqueras tenía todas las de ganar, en los últimos días la situación ha dado un vuelco.

Oriol Junqueras con traje azul y camisa blanca levanta el brazo mientras es aplaudido por una multitud en un evento, con fotógrafos capturando el momento.

Oriol Junqueras anunció tras la derrota electoral del 12 de mayo que abandonaba la presidencia del partido para presentarse a la reelección en el congreso de noviembre "con el aval de la militancia". El pasado 21 de septiembre hizo una demostración de fuerza presentando su candidatura en un acto multitudinario rodeado de militantes. Se desmarcó de los escándalos del partido y acusó a los roviristas, cuya candidatura estaba aún tomando forma y parecía menos sólida. 

Además, la candidatura alternativa contaba con el hándicap de la participación directa de Marta Rovira en los acuerdos de investidura de Salvador Illa. Si bien Junqueras había sufrido un desgaste evidente en los últimos tiempos, su renuncia le permitía recobrar fuerzas desde la sombra mientras Rovira sufría el desgaste de las negociaciones con el PSC. La presentación de dos candidatos desconocidos como Godàs y Camps tampoco ayudaban a visibilizar la alternativa a Junqueras.

El error de Oriol Junqueras

El error de Oriol Junqueras fue aprovechar su posición de fuerza en la carrera hacia la presidencia para abrir una guerra abierta contra el sector de Marta Rovira. Aquellas acusaciones en el acto de presentación de su candidatura fueron tibiamente respondidas por Marta Rovira. Pero no tardaron en aperecer figuras importantes afines a la secretaria general dispuestos a ir a la guerra abierta que había planteado Junqueras.

Todo se precipitó el pasado martes, cuando el exconsejero y alto cargo de ERC Xavier Vendrell lanzó las peores acusaciones contra el expresidente del partido. Le acusó de haber maniobrado para mantener a su gente de confianza en el gobierno de Salvador Illa, de saber todo lo que pasaba en el partido (incluso la estructura B), y de haberse "asustado y escondido" en octubre de 2017. Junqueras contraactacó anunciando que le denunciaria a la comisión de garantías del partido por calumnias, pero ya era demasiado tarde.

La figura de Junqueras, ya muy discutida en el independentismo e incluso dentro de su propio partido, quedó muy maltrecha después de aquellas declaraciones. Sobre todo en lo referente a su papel en el referéndum y la proclamación de independencia de 2017. Y aún quedaba lo peor: en plena vorágine de ataques a Oriol Junqueras, una decena de exdirigentes del partido, entre los cuales Carme Forcadell, Dolors Bassa y Joan Puigcercós, presentaron públicamente su apoyo a la candidatura rovirista.

Junqueras ya no lleva la iniciativa

Más allá de si la militancia está con Rovira o con Junqueras, lo que es evidente es que la ofensiva rovirista ha hecho mucho daño a Oriol Junqueras. Sobre todo porque hasta ahora era el expresidente quien marcaba la agenda y el relato, y ahora es el sector de Marta Rovira quien lleva la iniciativa y el de Junqueras quien se defiende. Algo muy importante teniendo cuenta la escalada de tensión que hay ahora mismo en ERC, donde controlar el relato y la iniciativa ha pasado a ser crucial.

Otra cosa que se ha evidenciado es que ambos sectores han perdido el pudor y se han prestado a una guerra abiera de consecuencias inciertas. Los dos llaman públicamente a la calma, pero en la práctica están utilizando las malas artes y la falta de escrúpulos para destrozar al adversario. Las filtraciones, las delaciones y las acusaciones amenazan con dejar tierra quemada y complicar la ya de por sí complicada labor de la dirección que salga elegida para restituir la imagen del partido.

En este intercambio de golpes bajos quien tenga la guardia alta tiene más números de salir ganando, y ahora parece ser Marta Rovira quien toma ventaja. Además, en una guerra tan iguala serán muy importante los indecisos y el voto útil de los partidarios de candidaturas minoritarias. En este sentido, las ganas de liberarse de Junqueras puede acabar decidiendo el voto de los críticos hacia una lista sin Marta Rovira y apoyada por las figuras históricas de ERC.

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