Dos imágenes de una mujer, en la primera está cubierta de pintura roja y morada, y en la segunda está de pie con una expresión neutral.
POLÍTICA

OJS, la organización juvenil detrás de los ataques a Pilar Rahola y Sílvia Orriols

La izquierda ha perdido el relato y trata de imponer sus ideas por medio de la fuerza y la coacción

Pilar Rahola ha sido objeto este martes de un ataque con pintura por parte de militantes de la extrema izquierda, por su defensa de Israel en el conflicto de Oriente Medio. El ataque recordó mucho al que sufrió hace unos meses Sílvia Orriols, en su caso con harina en lugar de pintura, en una concentración propalestina en Ripoll. 

De hecho, ambos ataques han sido perpetrados por el mismo grupo, una organización juvenil de extrema izquierda afín a la CUP. 

Se trata de la Organización Juvenil Socialista, una escisión comunista de Arran disconforme con la deriva ideológica de la izquierda independentista en Cataluña. Nació hace un año a imagen y semejanza de la Coordinadora Juvenil Socialista en el País Vasco, que tuvo también su eco en Valencia. Estos jóvenes defienden un modelo revolucionario radical que supere los límites impuestos por la política reformista de partidos como la CUP o Bildu.

Una persona con ropa manchada de pintura roja está de pie detrás de un podio con micrófonos y cables.

Presentados como el órgano de representación de la "juventud comunista y trabajadora de Cataluña", la OJS establece como método la "militancia revolucionaria y el ejercicio de la autodefensa socialista". Está integrada por sindicatos de vivienda, entidades feministas y colectivos antifascistas. Entre otros objetivos, se propone luchar contra "el auge de las fuerzas reaccionarias" y por esto han puesto el foco en el acoso a Aliança Catalana o la defensa de Palestina contra Israel.

La violencia como método

Las juventudes de la izquierda abertzale, y en este caso de la izquierda independentista en Cataluña, nunca han renunciado a la violencia como método de lucha política. Tampoco las nuevas organizaciones que, precisamente, plantean postulados aún más radicales. De ahí que su forma de contrarestar discursos como el de Sílvia Orriols o Pilar Rahola pase por acosos y agresiones directamente hacia esas personas.

Pero sus acciones solo han sucitado simpatías en su entorno más cercano, y en cambio han generado animadversión en amplios sectores de la sociedad. Incluso de gente que no piensa como Orriols o Rahola, pero que están hartos de los métodos totalitarios de la extrema izquierda en Cataluña. La sensación es que la izquierda ha perdido el control del relato, y trata de imponer sus argumentos por la fuerza y con coacciones.

Las dos agredidas, lejos de amedrentarse, se reafirmaron en sus convicciones y desafiaron a los agresores. En el caso de Pilar Rahola, siguió con su conferencia y luego reivindicó “la palabra libre” contra “el fascismo de derechas o de izquierdas”. En Twitter han publicado las caras de algunos de los militantes que llevaron a cabo la acción, y les han preguntado si resistirían una hora de debate con Rahola sobre Oriente Medio.

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