El nuevo modelo de financiación de Cataluña se encalla en el Congreso
El 'financiación singular' entra ahora en tierra de nadie y ni los propios socios de Sánchez lo ven claro
Se abre la carpeta del nuevo régimen fiscal para Cataluña y no sabemos que hay dentro de ella. Por lo pronto, el proyecto ya ha empezado a circular por la maquinaria parlamentaria del Congreso. Dada la fragmentación partidista de España, esto es sinónimo de incertidumbre.
El pasado martes, día 27, se confirmó que la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, no tendría que acudir al Congreso para explicar el acuerdo. Al final, que Junts votara junto a PP y Vox no fue suficiente para hacer comparecer a la ministra; hacía falta también el voto de Podemos, que decidió darle un poco de oxígeno al Ejecutivo y votar en contra de la comparecencia.
En cualquier caso, esto es irrelevante porque la ministra Montero sí que tendrá que acudir al Senado la semana que viene. El PP dispone allí de mayoría absoluta y no necesita tentar a los miembros de Frankenstein.
La pregunta está entonces en qué va a explicar María Jesús Montero. Es aquí cuando aparecen las dudas.
¿De qué hablamos?
Si hay expectación con las explicaciones de la ministra de Hacienda es porque nadie sabe a ciencia cierta cómo se concretará la llamada "financiación singular" catalana, empezando por el propio Gobierno. Según informaba ayer The Objective, en Moncloa dan por descontado que es “imposible” porque se rompería la actual estabilidad presupuestaria entre territorios.
Ciertamente, el PSOE ha echado muchos balones fuera cuando les han preguntado cómo se iba a concretar este asunto. Por el momento, la portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, se limita a repetir en voz alta y de manera yuxtapuesta los términos del acuerdo. “Se habla de financiación singular, de solidaridad interterritorial. Estos son los términos que se recogen dentro del acuerdo”, dijo la portavoz.
Por su parte, lo único que puede hacer ERC es fingir una postura de fuerza tolerada por el PSOE. Es decir, asegurar que la presidencia de Illa depende de ellos, que harán cumplir los acuerdos, etc. Además, ERC también tiene que resolver la cuestión folklórica de Junqueras y su nuevo líder.
En definitiva, que esta indefinición - que alcanza incluso a los términos del asunto (¿concierto?, ¿régimen?, ¿federalismo?, etc.) - le interesa ahora mismo a los dos partes.
Esto es lo que explica que el PSOE desvíe ahora la atención hacia el problema migratorio, moviendo la ventana de Overton con tal fuerza que provoca incluso el mareo. Desde Senegal, Pedro Sánchez ya pide explícitamente deportaciones de inmigrantes irregulares.
Así mismo, y como se explicó en E-Notícies, que el Gobierno no apruebe los Presupuestos no es un obstáculo insalvable. Es decir, que no es un elemento para chantajear a Pedro Sánchez. Mientras no se supere el techo de gasto, el Gobierno puede mover el dinero a su antojo.
Fracturas internas
Desde las otras provincias de ‘Frankenstein’ tampoco está nada claro que el concierto económico vaya a salir adelante.
Para Podemos, es obvio que el PSOE ha engañado a ERC. Según la secretaria general del partido, Ione Belarra, el PSOE ha dado “gato por liebre” a los republicanos. “No tiene ninguna intención de cumplir”, dijo Belarra.
De la misma manera, sectores importantes de Sumar, como Compromís, ya han adelantado que votarán en contra del acuerdo si este representa más gasto para la Comunidad Valenciana. Por otro lado, la Chunta Aragonesista ha calificado la posibilidad del concierto como “línea roja”. En suma, que votarán en contra.
Y todo esto da por descontado que las autonomías gobernadas por el PP, que son mayoría, también están en contra. Sin ir más lejos, la semana que viene los populares irán con todo en el Senado contra María Jesús Montero.
Pero PSOE y ERC ya tienen lo que querían
Como ocurre con casi todos los asuntos de la política española, la conclusión de todo este panorama no es novedosa: la realidad quedará suspendida durante el tiempo que haga falta y casi todo se reducirá a la batalla por el relato. Aunque, en el caso de PSOE y ERC, los objetivos ya se han cumplido.
Uno quería la Generalitat y el otro evitar la repetición electoral. A partir de aquí, nada más se supo. El misterio está en cómo se concretarán los términos en disputa durante los próximos meses. No es fácil, por no decirlo imposible, hacer un cambio de este calado en la arquitectura fiscal-territorial con apoyos frágiles y tantos adversarios.
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