Un hombre pensativo en primer plano con una manifestación de fondo donde se ven pancartas sobre vivienda.
POLÍTICA

El movimiento de la vivienda, el nuevo 15-M que teme el Gobierno de Pedro Sánchez

El PSOE quiere neutralizar el peso de Podemos y de los sindicatos de la vivienda

Ni la amnistía ni el caso Koldo, lo que puede acabar desgastando al Gobierno de Pedro Sánchez hasta hacerlo caer es la crisis de la vivienda. Esto es lo que piensan amplios sectores del PSOE, preocupados por la deriva que está tomando este problema y el descontento social que está provocando. Hasta el punto de que el entorno del presidente Sánchez se ha propuesto contrarrestar sutilmente el movimiento para que no acabe estallando en un nuevo 15-M.

La manifestación de miles de españoles en las calles el pasado domingo “por una vivienda digna” ha causado inquietud en el Gobierno. Hacía tiempo que un problema social no generaba tanta indignación y de una forma tan visible en las calles. Las manifestaciones contra la amnistía fueron fáciles de contrarrestar para el Gobierno porque estaban promovidas por la derecha y la “extrema derecha”, pero esto es otra cosa.

Una multitud de personas participa en una manifestación, algunas portan pancartas y banderas, mientras un individuo sostiene un cartel que dice

La contradicción que plantea al Gobierno socialista es mayúscula, entre otras cosas porque desnuda el fracaso de las políticas sociales que siempre han sido el escudo de Sánchez. Aún más, si tenemos en cuenta que el PSOE gobierna con los herederos de Podemos que siempre tomaron la bandera de la vivienda como principal reivindicación. Pedro Sánchez tiene un plan, y consiste en cooptar el movimiento a través de las juventudes socialistas.

Un problema que preocupa y mucho al Gobierno

Si Pedro Sánchez ha conseguido resistir en el poder contra viento y marea hasta ahora, ha sido gracias a presentarse como la última esperanza contra la oleada ultraconservadora en Europa. Pero esto, además de la retórica, tiene que venir acompañado con hecho. De ahí los frecuentes paquetes de medidas sociales que anuncia el Gobierno, con el mensaje de que “no dejamos a nadie atrás”.

Pero el gobierno de izquierdas ha sido incapaz de mitigar el principal problema, sobre todo de los jóvenes, que es el del acceso a la vivienda. Las diferentes leyes y medidas impulsadas por PSOE y Sumar no han funcionado, y en las calles hay un clamor contra el problema de la vivienda como reflejo de la precariedad de la juventud. Esto contradice de forma peligrosa la imagen que quiere dar “el Gobierno más progresista de la historia”, y alerta del riesgo de un estallido social.

No es extraño que este mismo lunes el propio Pedro Sánchez anunciara a toda prisa un nuevo paquete de ayudas a los jóvenes para el alquiler. Una medida por cierto muy criticada por sectores de la izquierda, que advierten de que sin un tope a los precios del alquiler estas ayudas acabarán en el bolsillo de los rentistas. Un nuevo fracaso del Gobierno socialista, al que ya solo le queda una salida.

El plan para neutralizar un nuevo 15-M

Esta salida consiste en intentar controlar el movimiento o adueñarse de él. Pedro Sánchez ha dado órdenes de convertir la vivienda en un tema central en el próximo congreso del PSOE, en noviembre, y que sean las juventudes quienes lleven la voz cantante. A través de las Juventudes, el líder socialista quiere ensombrecer el protagonismo que en las marchas del pasado fin de semana tuvieron otros partidos como Podemos y entidades sociales como el Sindicato de Inquilinos.

Dos personas sostienen documentos de los partidos

Preocupa especialmente esta última organización, que pidió la dimisión de la ministra de Vivienda, Isabel Rodríguez, y culpó al Gobierno de la crisis. La estrategia consiste en que las juventudes socialistas enarbolen ahora esa bandera, y que desplacen el foco del Gobierno central a las comunidades que es donde residen las competencias de vivienda. Esto conecta con la otra pata del plan, que es presentar el gobierno de Salvador Illa en Cataluña como ejemplo del compromiso socialista en este ámbito.

Allí, la buena sintonía entre Comuns y PSC ha derivado en un compromiso del gobierno catalán para la construcción de vivienda pública y la limitación de los alquileres. Sánchez intentará neutralizar el peso de los sindicatos de inquilinos hostiles con su Gobierno y presentar los avances en Cataluña como credencial de su compromiso. Todo, para impedir que el descontento vaya a más ahora que el Ejecutivo socialista no atraviesa su mejor momento.

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