Más nicabs que nunca en Cataluña
Prolifera el velo integral islámico desde los primeros detectados hace diez años
“En Cataluña no hay burkas, aquí nadie va en burka y que yo sepa en Francia tampoco”. Eso decía en 2010 Anna Terrón, secretaria de Estado de Inmigración. En Cataluña, Josep-Lluís Carod-Rovira veía “innecesario” legislar sobre el burka porque solo había “seis casos”. Más de una década después, la situación ha cambiado.
En ciudades de Cataluña se extiende la inquietante imagen de mujeres por la calle cubiertas con el velo integral islámico, el nicab. España es uno de los países europeos donde aún no existe una ley que prohíba el burka o el nicab. Un hecho llamativo, teniendo en cuenta que desde 2008 existe un Ministerio de Igualdad.
Tampoco la Consejería de Igualdad y Feminismos de la Generalitat ha legislado para proteger la dignidad de estas mujeres. En cambio, sí ha aprobado el uso de burkini en todas las zonas de baño.
La islamización de Cataluña
Con más de 640.000 musulmanes, Cataluña es de largo la comunidad de España con más inmigración de este origen. La segunda, Andalucía, tiene 387.000. El otro dato significativo tiene que ver con el avance del islamismo radical en Cataluña, donde se concentra el 80% de las mezquitas salafistas.
Desde los centros de culto radicales son frecuentes las llamadas a las mujeres a vestir “de forma decorosa”. La influencia del islamismo radical explica por qué los nicabs proliferan en Barcelona. Y también en otras grandes ciudades catalanas donde existen barrios con una concentración de inmigración musulmana.
El nicab es una túnica que cubre completamente la cabeza y el cuerpo, dejando solo los ojos al descubierto. Su uso se propagó bajo la influencia del islam wahabista, sobre todo en las zonas urbanas. Ahora, esta prenda forma ya parte del paisaje urbano de Barcelona junto al burka, el chador y el hiyab.
Cada vez más países lo prohíben
El debate sobre el uso del velo integral islámico tiene hoy más sentido que nunca. A favor se argumenta la protección de la dignidad de las mujeres y el hecho de que, por seguridad, nadie puede ir con el rostro cubierto. En contra se esgrimen los prejuicios hacia el islam y se acusa de atentar contra la libertad individual y de culto.
En 2011, Francia fue el primer país de la Unión Europea en prohibir el uso del nicab en los espacios públicos. Las Naciones Unidas advirtieron en 2018 de que esta prohibición atenta contra la libertad de culto.
Sin embargo, otros países europeos han seguido la estela. Como Bélgica, donde se establecen algunas excepciones, o en Holanda, donde la prohibición se limita al transporte público, edificios oficiales y hospitales.
Austria se unió a la lista en 2017, y prohibió además el uso del velo islámico para niñas menores de diez años en guarderías y escuelas. Dinamarca aprobó la prohibición en 2018, y en Alemania está aprobada en ocho estados federales.
España, un caso especial
Especialmente dura es la legislación en Italia, donde se establecen penas de hasta un año de cárcel y multas de hasta 30.000 euros. Letonia es otro de los países que lo prohíben. Según dijo su ministro de Justicia, “para garantizar el orden público y proteger los bienes culturales de Letonia”.
En España hay diez ayuntamientos que han aprobado ordenanzas a favor de prohibir este tipo de vestimenta. Sin embargo, su puesta en práctica es más difícil. Uno de estos ayuntamientos es Lleida, donde la imagen de mujeres con nicab en la calle y en centros comerciales es cada vez más común.
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