Los Comuns se enrocan con una mesa de diálogo que ya no existe

Pedro Sánchez sabe que no puede decir nada de Catalunya durante la campaña electoral. Ha decidido pasar de puntillas sobre todo lo que tenga que ver con la Generalitat y se ha puesto el disfraz de constitucionalista para atacar a Puigdemont. Al PSOE no le interesa que durante estos 15 días se hable de sus acuerdos con ERC y de cómo mantiene a Pere Aragonès por puro tacticismo.

Es por este motivo que todos los candidatos socialistas despachan rápidamente cualquier propuesta del soberanismo catalán. Este lunes, la candidata de Sumar en Catalunya, Aina Vidal, se asociaba con ERC e intentaba poner la mesa de diálogo en el centro de la campaña. Los Comuns quieren que la mesa acuerde una nueva gestión del aeropuerto del Prat, una nueva financiación para Catalunya y hasta concesiones en Rodalies.

Vidal quiere una mesa de diálogo ambiciosa y que sean los ciudadanos de Catalunya los que refrenden los acuerdos de esta con una votación. Algo que Yolanda Díaz dice defender también con la boca pequeña.

No se preocupen, no son los únicos que no acaban de entender qué quiere Sumar. ¿Un referéndum de autodeterminación? No, pero quizás sí. ¿Una votación para un nuevo Estatut como en 2006? Podría ser, pero no queda claro. Tampoco vale la pena darle muchas vueltas, porque nada de estas dos cosas van a suceder.

Pedro Sánchez se olvida de la mesa de diálogo

El PSOE no ha tardado ni tres horas en avisar a Sumar y a ERC que la mesa de diálogo ya es pasado. El relato de los de Sánchez parece claro y se va repitiendo día tras día: Ahora Catalunya está mejor que hace 5 años y hasta aquí hemos llegado. Ni mesas, ni sillas y mucho menos autodeterminaciones. Por lo menos hasta el 24 de julio.

Recuerden que Pedro Sánchez no miente, rectifica. O eso es lo que quiere hacernos creer. Pero hay algo que parece difícil que cambie, y es la mesa de diálogo. A los socialistas nunca les ha interesado demasiado, porque les desgasta. Son demasiadas fotos con Esquerra, muchos días donde queda claro que el Gobierno se rebaja para poder seguir en el poder.

Al PSOE le es mucho más fácil derogar la sedición que mantener la mesa de diálogo. Imagínense una nueva ronda de encuentros con una votación para refrendarlos en el horizonte. Ni el camaleónico Pedro Sánchez podría aguantarlo.