¿Ha llegado el fentanilo en Cataluña?

El aumento exponencial de muertes por sobredosis de fentanilo puso en alerta hace unos años a Estados Unidos. Este opiáceo no solo es cien veces más fuerte que la heroína y cincuenta veces más fuerte que la morfina. También es el síntoma de la degradación de un estado, y tiene efectos devastadores para el entorno social.

Varias publicaciones en X han disparado las alarmas sobre la posible llegada del fentanilo en Cataluña. Sería una evidencia del proceso de degradación que sufre Cataluña. También un aviso de sus consecuencias, especialmente en barrios degradados.

Ciertos sectores y sus altavoces mediáticos han negado por activa y por pasiva la llegada de esta droga a Cataluña. Lo atribuyen nuevamente a bulos en las redes y obsesiones de la ultraderecha. En realidad, el problema es mucho más grave y tiene que ver con el aumento del tráfico y consumo de drogas de los últimos años.

Preocupación por el aumento de fentanilo

La semana pasada, un vídeo difundido por las redes sociales mostraba a un hombre con síntomas de haber consumido fentanilo. Otra publicación muestra un envase de fentanilo en la vía pública en el Gòtic, en Barcelona.

Ante esto, crece la preocupación por la llegada de esta droga a Cataluña.

El fentanilo lleva tiempo en el mercado negro en España, y la pregunta ahora es si ya está haciendo estragos en los barrios más empobrecidos. Las autoridades han detectado un incremento de la adulteración con fentanilo de drogas como la cocaína y el éxtasis. En Lérida se llegó a investigar una sucesión de muertes de drogodependientes por una supuesta adulteración de la droga con fentanilo.

El fentanilo tiene un efecto anestesiante, es relativamente fácil de conseguir y es consumido en entornos especialmente degradados. Es también altamente preocupante porque afecta sobre todo a gente muy joven. Se hicieron tristemente famosas las imágenes de zonas de Estados Unidos llenas de jóvenes ‘zombis’ víctimas de esta droga.

Juventud de barrios marginales

Esta droga podría extenderse fácilmente en zonas donde el tráfico y el consumo de estupefacientes se ha difundido y normalizado. El Raval, el Gòtic y algunos barrios de Lérida son un buen ejemplo, aunque no los únicos. 

Otra cosa son los efectos que podría causar, y aquí hay que diferenciar claramente de lo que pasa en Estados Unidos. Allí no hay un sistema de salud pública que se dedique a la prevención y el control de la drogadicción. En España sí existe un desarrollado sistema que permite controlar con más facilidad epidemias como la del fentanilo.

Esto no exime del riesgo de que se instale en zonas cada vez más fuera del control de las autoridades. El caso de Ciutat Vella, en Barcelona, es un ejemplo. En los últimos años se ha detectado un preocupante aumento de jeringuillas en la vía pública, a veces incluso delante de los colegios e institutos.   

Todo esto incrementa la preocupación de los ciudadanos, ya que el fentanilo se asocia muchas veces con inseguridad y degradación. También con la ruina de la juventud, que es un claro síntoma de decadencia y fracaso social.

Esto nos lleva al problema de la degradación de Cataluña, que se ha convertido en puerta de entrada de droga y campo de batalla de las mafias. El tráfico está relacionado directamente con el aumento de la criminalidad y la inseguridad en las calles. El fentanilo no deja de ser otra cara de esta realidad, tras años de buenismo en Cataluña.