Montaje con un primer plano de Carles Puigdemont y otro de Míriam Nogueras con cara seria. De fondo, una imagen difuminada de varios escaños del Congreso de los Diputados
POLÍTICA

Junts per Catalunya, cada vez más acorralado por la Ley de Amnistía

Presiones internas y externas ponen en un aprieto al partido de Carles Puigdemont respecto a la polémica ley que ya tiene el aval del Gobierno y el resto del Frankenstein 2.0


El debate y negociaciones para la aprobación de la Ley de Amnistía vive una especie de tregua. Aún quedan días de margen para que PSOE y Junts lleguen a un acuerdo antes de que el texto vuelva a votarse en el Congreso. Y los socialistas, ahora centrados en la campaña electoral gallega, no tienen prisa para volver a abordar la cuestión. En Junts per Catalunya, en cambio, cada vez están más acorralados -a pesar de que esta tregua les permite tener un poco de margen-.

En el partido de Carles Puigdemont hay dudas sobre qué posición deben tomar respecto a dicha ley. El PSOE ya ha dicho que no piensa moverse y que, como mucho, ofrecerán cambiar la ley de enjuiciamiento criminal para que los jueces tengan un límite de tiempo para cerrar sus investigaciones. Ante el aparente inmovilismo socialista, Junts debe decidir qué hacer. Y debe hacerlo con una presión interna en aumento.

Toni Comín fue el primero en señalar públicamente que habrá amnistía “sin ninguna duda”. Unas declaraciones significativas, ya que Comín es la mano derecha de Puigdemont en Waterloo. En Junts insisten que sin la ley no abarca a todo el mundo, seguirán en su negativa. Por este motivo, las palabras de Comín han sido vistas como una medida de presión. 

Primer plano del político catalán Toni Comín

Hay que recordar que Toni Comín no está investigado por ni por el caso Tsunami -que el juez cree que puede haber terrorismo- ni por el caso de la trama rusa -que el juez cree que puede haber alta traición-. Por lo tanto, la amnistía tal y como está, en principio le permitiría volver a Cataluña -sus cuentas pendientes con la justicia giran en torno al referéndum de 2017-. Por lo tanto, la situación del exconseller es la misma que la de centenares de encausados: se beneficiaría de la aprobación de la ley, pero el ‘no’ de Junts ha demorado sus posibilidades de ser amnistiado.

Precisamente, esto es algo que ha generado críticas entre los encausados por delitos relacionados con el ‘procés’. A pesar de los esfuerzos de la prensa afín a Junts, cada vez hay más gente que piensa que el ‘no’ de Junts corresponde a la idea de que “si no beneficia a Puigdemont, no se beneficia nadie". Y partidos como Esquerra o Sumar han ayudado a que cale esta idea entre el procesismo. Incluso Artur Mas admitió que le sorprendió el ‘no’ de Junts -aunque después echó un cable a los suyos, afirmando que acabó entendiendo su postura tras hablar con Jordi Turull-. Todo esto, sin olvidar que la actual ley ya tiene el aval de todo el Gobierno y el resto de Frankenstein 2.0, incluido el PNV.

Pedro Sánchez y Míriam Nogueras dándose la mano y mirándose fijamente

En el PSOE están convencidos de que toda esta presión hará ablandar al partido de Carles Puigdemont. Y confían también en que el sector pragmático de los juntaires se vuelva a imponer al sector más radical de la formación. Evidentemente, no será fácil que esto ocurra. Más que nada porque aquí lo que está en juego es la posición del líder supremo. Y ya sabemos que Junts hace tiempo que se mueve, principalmente, por los intereses de Puigdemont y poco más.

A todo esto, es necesario añadir la presión que el CIS de Tezanos también ha ejercido. En el último sondeo, hecho tras la negativa de Junts a la amnistía, augura una fuerte caída al partido de Puigdemont, que se quedaría en tan solo tres diputados y le situaría en una irrelevancia absoluta en el Congreso. El tiempo corre y la situación de la formación presidida por Laura Borràs es cada vez más complicada.

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