Imagen de Ada Colau, de los Comuns, junto a Jaume Collboni, del PSC
POLÍTICA

Jaume Collboni resiste al chantaje de Colau

Se acaba el plazo para aprobar los presupuestos del Ayuntamiento y todo depende de si Colau se atreve a hacer realidad su ultimátum

¿Primero un gobierno y después presupuestos o primero los presupuestos y después un gobierno? Collboni tiene claro que lo segundo. Y los Comuns, con esa indefinición buenista que les es tan propia, prefieren lo primero.

El día 22 de este mes se agota el plazo para aprobar los presupuestos y nadie parece bajarse del burro. Colau dice a quien le quiera escuchar que Collboni no quiere un tripartito porque es “dócil con las élites”. Y Collboni - que ya tiene el pacto cerrado con ERC - no cede a la presión y le deja caer a Colau que, en público, “el menor espectáculo posible”.

El huevo o la gallina versión Barcelona

“Nadie se plantea que haya presupuestos sin un gobierno”, dijo el pasado 19 de febrero la regidora de los Comuns y portavoz de la formación, Janet Sanz. “Primero van las políticas y después las sillas”, dijo ayer Collboni. En el espacio que hay entre estas dos frases cabe todo el problema político que hay ahora mismo en el Ayuntamiento de Barcelona. Y ante esto, llamadas como las que hizo Tardà a la unidad de las izquierdas quedan más bien como ejercicios de marketing y tacticismo.

El caso es que Collboni y Colau viven desde hace meses un pulso que se acaba resolviendo en el último minuto. Y, cuando se agotan los plazos de su guerra, chutan la pelota hacia adelante. O esto es lo que, por lo menos, hicieron los Comuns hace poco menos de un mes. El PSC anunció en febrero que había pactado los presupuestos con ERC, y los Comuns, que se quedaban entonces solos reivindicando el progresismo, les dieron un ultimátum.

El ultimátum de Colau

Aprovechándose de los tempos burocráticos, los Comuns aprobaron el primer trámite de los presupuestos y (auto)ganaron 30 días que, por aquello de la comunicación política, vendieron como un ultimátum. Es más, dijeron que si antes de los presupuestos no se firmaba un pacto de gobierno - o sea, de sillas - ellos votarían en contra. Algo que calificaron de “un ejercicio de responsabilidad extraordinaria” por su parte. Se entiende que responsabilidad de dar aire a unos presupuestos sin todavía conseguir los correspondientes cargos.

Collboni vino a decir que muy bien y que se veían en un mes, pero que los presupuestos eran esos. Los Comuns calificaron esta jugada del alcalde como “maniobra a la desesperada” y dijeron que era “inexplicable” que el PSC se atreviera a plantear los presupuestos como una cuestión de confianza. Es decir, que los Comuns se sorprendieron de que Collboni les recogiera el guante y asumiera los riesgos.

¿Harán realidad el ultimátum?

Y lo cierto es que Collboni sigue convencido de que es un farol. “Yo me planteo estrictamente aprobar los presupuestos el día 22 por mayoría”, dijo ayer en una entrevista en TV3. Y añadió: “¿Quién dice que no queremos un acuerdo con los Comuns? Yo digo que sí que queremos uno”. Pero el pulso está precisamente ahí: en ver quién rompe primero la cuerda.

Primer plano de Ada Colau hablando con varios microfonos de diferentes medios de comunicación delante

Antes, mientras y durante, Colau ha hecho la maniobra habitual cuando se trata de negociaciones entre partidos de izquierdas: sembrar la duda sobre el valor de su rival. En alguna ocasión, la exalcaldesa ha llegado a decir incluso que Collboni no se atreve a hacer un tripartito con ella porque “es dócil a las élites” y a ciertos intereses espurios. Pero la pregunta del millón - y teniendo en cuenta que los Comuns están ahora solos - es si Colau se atreverá de verdad a votar en contra.

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