Félix Bolaños y Oriol Junqueras sentados dándose la mano
POLÍTICA

El independentismo antiprocesista también se rebela contra la amnistía

‘No quiero amnistía para los políticos. Los quiero en prisión por mentirosos, vividores y botiflers’

Gran parte del independentismo auténtico está agazapado en redes sociales. Porque a excepción de Clara Ponsatí y algún que otro personaje caído del burro procesista, es en X donde están los guardianes de las esencias. Y si algo es evidente es que, en la amnistía, el independentismo ve la dinámica de siempre: una partitocracia nacionalista, o sea, el procesismo.

No son solo las redes: el procesismo ya venía de perder votos

Que hay un sector de la población catalana que está desengañada de arriba a abajo con el procesismo se comprobó en las últimas elecciones. El partido de Puigdemont perdió cantidad de votos, y ERC, aún más: nada menos que 300000. Lo cual no es inverosímil habida cuenta de que llevan postergando la tierra prometida desde hace demasiados años.

Esto ha conducido a una división dentro de ya la dividida Cataluña: el independentismo de la calle y el de escaños en Madrid. Además, como se ha anunciado en los últimos días, el grueso de los 309 amnistiados se compone de políticos y sus respectivas cortes. De aquí que X esté ardiendo: “Han vuelto a dejar tirada a la gente”, se lamentaba un usuario, “Son unos miserables”. 

Y es que, para muchos nacionalistas que pusieron sus esperanzas en el procés, la amnistía es más de lo mismo. Es decir, una vuelta al autonomismo - ahora socioconvergente - y una manera de “salvar el culo a los políticos de ERC y JxCAT”.

‘¿Los independentistas para qué necesitamos la amnistía?’

Esta es la pregunta que se hacen en los ambientes independentistas radicales. Porque la sospecha de que el procesismo es un tira y afloja entre partidos se ha convertido ya en un hecho para ellos. Así que no dudan en decir de la amnistía que “os la podéis meter por donde os quepa y prepararos para los resultados electorales”. 

Esta dinámica solo puede conducir a una brecha entre la clase política catalana y el ciudadano de a pie. Cosa que será convenientemente capitalizada por partidos que, en resumen, buscan actualizar la unilateralidad. Desde Orriols hasta la lista de la ANC: el espectáculo continuará con las próximas elecciones a la Generalitat. 

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