Imagen de Pere Aragonès y Laura Vilagrà en el Parlamento de Cataluña
POLÍTICA

El Govern vuelve a no hacer los deberes

Madrid condiciona de nuevo la política catalana, que parece que aún sigue de vacaciones

Es curioso: tras casi diez años de Procés, la política catalana vive más supeditada que nunca a lo que sucede en Madrid y el Congreso de los Diputados. El ejemplo más claro es con los presupuestos de la Generalitat de Catalunya, que no están ni se les espera a corto plazo. Justo antes del verano, el Govern aseguró que empezaría a trabajar con las cuentas de 2024, pero tres meses después no solo no se sabe nada, sino que no se ha producido ningún avance.

Las elecciones del 23 de julio lo han cambiado todo. La política catalana es ahora mismo tan dependiente de Madrid que ninguna de las formaciones importantes del Parlament de Catalunya dice nada ni hace ningún movimiento.

ERC sobrevive gracias a esto, porque sigue siendo necesaria para el PSOE. Junts centra todos sus esfuerzos en que Carles Puigdemont pueda volver a casa y Salvador Illa asume que es un simple peón del funambulista Pedro Sánchez. Los Comuns piden una negociación ya a Pere Aragonès por los presupuestos, pero sin mucho esfuerzo, conscientes que les tocará votar a favor a cambio de Madrid.

Montaje con dos primeros planos de Salvador Illa a la izquierda y Pere Aragonès a la derecha, mirándose uno a otro

La política catalana se ha convertido pues en eso, en una moneda de cambio. Lo que sucede ahora mismo en el Parlament de Catalunya se decide en los pasillos del Congreso de los Diputados y en el Gobierno de España . PSOEy y Sumar -Comuns en Cataluña- acabarán votando los presupuestos de la Generalitat pase lo que pase, es una evidencia. Y como Esquerra Republicana de Catalunya ya lo sabe, tampoco tiene demasiada prisa en elaborar los números, conscientes que la aritmética en Madrid les favorece pese a perder votos en cada contienda electoral.

Solo Junts per Catalunya podría alterar esta situación, pero ahora mismo el Parlament tampoco les importa demasiado. La posible vuelta de Puigdemont a casa es lo principal, la prioridad número uno de quien lleva seis años alejado y ahora gracias al PSOE vuelve a ser un actor político activo. Es paradójico, pero los esfuerzos de Junts están ahora mismo en Madrid y no en Barcelona.

Montaje con un primer plano de Carles Puigdemont y Pedro Sánchez sonriendo

No habrá presupuestos en 2023

Todo hace pensar que nuevas cuentas hasta 2024. Los números de este curso ya se aprobaron en marzo, algo que no debería ser normal. El Govern asegura que quiere hablar con PSC, Comuns, la CUP y Junts, pero no ha hecho ninguna llamada. Lo que importa ahora es sacar tajada tras municipales y generales y ver cómo se reparten el pastel en el Ayuntamiento de Barcelona y el Congreso. 

Los presupuestos, pues, serán una moneda de cambio otro año más. Ha llegado septiembre y no se han hecho los deberes y en círculos próximos ERC asume que habrá un pack conjunto y que el voto del PSC y Comuns será la contrapartida a la investidura de Pedro Sánchez

El gran perjudicado vuelve a ser Salvador Illa, que le tocará volver a comerse el sapo de votar los presupuestos por "responsabilidad". En su mano estaría forzar nuevas elecciones, pero deberá esperar por lo menos un año más. Porque habrá presupuestos, aunque ya no sean lo más importante del curso. Lo que priorizan los partidos es asegurarse cada uno sus instituciones, cargos y gobiernos.

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