ERC y Junts pierden el poco relato que les quedaba tras las municipales
Los pactos tras el 28M evidencian la falta de estrategia de los partidos independentistas
Este sábado 17 de junio se constituirán los nuevos ayuntamientos catalanes. A falta de alguna sorpresa de última hora -Ada Colau es mucho Colau- los partidos han mostrado sus cartas y la mayoría del pescado ya está vendido. En Tarragona el PSC empezará el mandato en solitario, como en Lleida. En Girona parece que la CUP, Junts y ERC ya lo tienen hecho y habrá unidad indepe.
Barcelona, como casi siempre como aparte. Xavier Trias y Ernest Maragall tienen lo que se llama un principio de acuerdo, pero todo depende de los Comuns. Hay presiones desde el PSC para que le regalen los votos e investir a Collboni alcalde sumando los concejales del PP. Tocará esperar hasta el último minuto.
Lo que constatan los pactos electorales en diputaciones y ayuntamientos es que no hay estrategia en Junts per Catalunya y ERC más allá de mantener las cuotas de poder. El "frente democrático" propuesto por Pere Aragonès duró solo dos semanas: son tan grandes las desconfianzas entre los indepes que prefieren el PSC de socio.
El ejemplo más claro sucedió en Tarragona. Los cargos de Junts en Tarragona tenían hecho el pacto con el PSC para la Diputació y el Consell Comarcal. Faltaba el ok de Puigdemont, que se demoró. Pues llegó ERC, pactó en Reus y se llevó la DIputació con los socialistas, mientras que en el consell mandarán Junts y PSC.
Tras saberse el pacto entre los de Junqueras y lo de Illa, la diputada republicana se las tuvo con Jordi Sendra, de Junts per Tarragona. Una triste demostración del "y tú más" tan infantil que no merece ni ser reproducida. Se echan en cara que pactan con el PSC, cuando hay decenas de acuerdos de los dos con los socialistas.
Esto sucede porque, hablemos claro: ERC y Junts no se soportan y solo pactan en contadas ocasiones. Vemos como en Sitges o Tàrrega Junts ganaba y ERC ha pactado con los otros partidos para echarlos. En Roses o la Bisbal de l'Empordà ha sucedido lo contrario. Solo se salvan Girona -que es otro mundo- y Barcelona, donde los personalismos de Trias y Maragall explican el acuerdo.
ERC y Junts han priorizado los pactos en función de mantener cuotas y poder. En Vandellós, la activista juntaire Assumpta Castellví ha pactado con el PP para ser alcaldesa. En Reus, Noemí Llauradó, de Esquerra, se ha comido el pacto en el PSC para dejar a Junts sin la Diputació de Tarragona. No son hechos aislados, es la tónica de estas últimas semanas.
El relato independentista llegaba tocado al 28M y sale escondido. El mal rollo entre independentistas es tan evidente que, seguramente sin saberlo aún, han colocado los dos al PSC más cerca de la Generalitat de Catalunya.
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