Montaje de Salvador Illa con una imagen de fondo del Parlament de Cataluña

POLÍTICA

Las Europeas, Galicia y el País Vasco mandan un aviso a Salvador Illa

Pedro Sánchez ha socializado los costes de sus pactos para ser Presidente con los barones autonómicos

Los socialistas cotizan a la baja y Sánchez lo veía venir. El coste electoral de sus pactos era muy alto, pero él ya está en Moncloa. El problema lo tienen ahora los socialistas autonómicos: en Cataluña, a Salvador Illa la centralidad le sale cada vez más cara.

Sánchez: liquidación de pagos

Que los presidentes los hagan los parlamentos y no los votantes lleva a que los partidos quieran controlar el tiempo. El caso de Sánchez es diáfano: él opera a cuatro años vista y apaga y enciende fuegos con esa medida en la cabeza. Además, con la maquinaria de análisis e información de la que dispone Presidencia, calendarizan todas las maniobras.

Por esto, la amnistía, la alcaldía de Pamplona y, en general, el pago de facturas a los nacionalistas vascos y catalanes tenía que ejecutarse al inicio de la legislatura. Es después que viene el lubricante ideológico de la convivencia y la plurinacionalidad. Pero no para los barones autonómicos: a diferencia de Sánchez, ellos tienen que ajustar la realidad a sus ideas. En esencia, aplaudir, aunque sea flojo.

Salvador Illa, ministro de Sanidad entre 2020 y 2021

En el caso del PSC, todo esto se traduce en problemas: concretamente, en 600.000. El número de votos que encuestas de consumo interno de La Moncloa le restan a Salvador Illa en Cataluña. Ahora, empieza a sonar la misma música desde otros sitios: las elecciones gallegas, europeas y vascas prologan malos resultados para los socialistas.

El fantasma de las elecciones pasadas se le aparece a Illa

Según las encuestas que empiezan a rodar, en Galicia, el BNG  doblaría a un PSOE que no consigue alzar el vuelo. El votante gallego de izquierdas hace caso así a la teoría de Pablo Iglesias de apoyar al nacionalismo para sacar al PP de la Xunta. Con esta pérdida, el PSOE gallego no podría participar de alternativas de gobierno al PP, que encadena mayorías absolutas en la región.

En el País Vasco, Bildu sube como la espuma y los populares superan al PSOE, que aún tiene que darle lo suyo al PNV. Si Pamplona ha sido para Bildu, el gobierno tiene que ser para el PNV. Sánchez tiene que hacer demasiadas concesiones como para que el votante entienda qué función tiene el PSOE en su Comunidad Autónoma.

Y después las europeas, que hunden a los socialistas en beneficio del PP. Esto suena muy bien en Génova, donde ya hablan de las europeas como la “segunda vuelta” de las generales. Al fin y al cabo, el PP quiere mantener las brasas de la indignación por los pactos de Sánchez.

Las particularidades de Cataluña llevan a que el PSC se mantenga como favorito, pero con no se sabe qué margen. Algo que le puede llevar a hacer castillos de naipes para poder gobernar. Illa se ve arrastrado así por la tendencia a la baja que implicaba que Sánchez tuviera la Moncloa.

Con PP, C’s y Vox haciéndole la competencia, el PSC puede que piense en recuperar el perfil propio que en su día le dio buenos resultados en las encuestas. Tanto a nivel municipal como general. De hecho, las encuestas le llegaron a dar más de cuarenta diputados en el Parlament.