Imagen de los candidatos de la CUP Basha Changue, Mireia Vehí y Carles Riera
POLÍTICA

La CUP quema su última bala

La formación abre un proceso para refundar el partido

La CUP se juega la que puede ser su última oportunidad para seguir siendo un partido con presencia en las instituciones supramunicipales. Los anticapitalistas perdieron poder territorial el 28 de mayo y se quedaron fuera del Congreso el 23 de julio. Fueron dos batacazos de nivel, no solo políticos, sino también económicos. La CUP no puede mantener su estructura con sus ingresos actuales y el futuro político del partido es incierto.

Es en este contexto que ha decidido jugárselo todo a una carta: la refundación. Un proceso que debería servir para cambiar los liderazgos, las caras visibles del proyecto y para buscar una nueva hoja de ruta. Los denominados anticapitalistas llegaron al Parlament el 2012. En una década la sensación es que los dirigentes no han variado y se han ido alternando entre los cargos públicos, los de asesores y los internos de partido. 

El Procés sacó a relucir las costuras de la CUP. No supo asumir responsabilidades y estuvo más tiempo debatiendo si priorizaba la independencia o la ideología, que procurando entender qué estaba pasando. Su discurso seguía siendo el más transgresor, pero eran los dirigentes de ERC y Junts los que entraban en la cárcel o se instalaban en Waterloo. 

La diputada de la CUP Mireia Vehí en un pleno del Congreso de los Diputados

Tras todo lo sucedido, la CUP ha seguido sin encontrar un discurso creíble, sin dar con un relato que pueda ser asumido por el votante. Tiene un entorno fiel, pero reducido, que solo le asegura una mínima representación en el Parlament y en algunos municipios. Ante todo esto, los actuales dirigentes entienden que deben lanzar una moneda al aire y cambiarlo todo. 

Para ser exactos, no todo. Miembros destacados afirman que su "independentismo, socialismo, feminismo y anticapitalismo" es su seña de identidad y es intocable. 


El proceso de transformación

De momento, la actual cúpula de la CUP ha escogido a 17 personas para que recojan todos las opiniones del partido y comandan esta refundación. No se sabe quiénes son, su identidad se guarda como una gran secreto. Eso sí, se harán públicas a final de mes. La refundación también es marketing político y se hará una presentación de este "grupo motor".

Imagen de miembros de la CUP con caras largas valorando los resultados de la noche electoral

La CUP trabaja con un calendario marcado: la refundación debería finalizar en los primeros seis meses de 2024. Lo hará con un congreso nacional que valide los nuevos liderazgos y la nueva hoja de ruta. La intención del partido es que sea un proceso abierto, con gente que no sea militante que pueda dar su opinión. De hecho, esta ha sido una de las críticas más repetidas en su entorno: la dificultad de debatir y opinar fuera de los núcleos actuales de poder del partido.

La CUP se la juega en el ciclo electoral que aún no ha terminado. Las elecciones al Parlament serán en poco más de un año y la formación no aguantaría otro descalabro. Una encuesta de Electomanía el pasado fin de semana les daba 8 diputados por los 9 actuales que tiene ahora. Pero la CUP ya sabe que las encuestas siempre les son más favorables de lo que sucede finalmente. Y esta vez, se la juegan de verdad.

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