La CUP propone 'comprar' a los delincuentes para que dejen de delinquir

Ahora mismo, en Cataluña, hay dos interpretaciones sobre la vinculación entre la inseguridad y la inmigración. La derecha insiste en que se trata de un problema de diferencias culturas profundas y la izquierda en que es un problema de pobreza y asistencia social.

Dentro de este espectro, la CUP representa la versión más extrema de la postura de izquierdas. Y además de considerar que es un problema de recursos, la CUP también contempla la posibilidad de que exista una especie de racismo institucional en el sistema de justicia. Su última aportación al debate habla de "comprar" a la gente.

Para la CUP, no existe la política de seguridad

La diputada de la CUP en el Parlament, Basha Changue, es de las más activas en redes opinando sobre el fenómeno de la inseguridad y la inmigración. Como ya ha explicado en varias ocasiones, Changue entiende que se trata de una criminalización de la inmigración y de fallos en el modelo de convivencia.

Sin ir más lejos, este miércoles Changue señalaba que los inmigrantes “no delinques más, se les encarcela más”. Es decir, que la sobrerrepresentación de la población extranjera no sería del todo real. Lo justificaba haciendo referencia  a que “la justicia no trata a todos igual”.

Al fin y al cabo, la postura de la CUP consiste en llevar al límite la idea de que la inseguridad tiene su origen en la pobreza y en la desigualdad social. A efectos teóricos, este discurso es el mismo que presenta ERC, pero más explícito. Y esto es lo que permite entender la última intervención de Changue hablando del tema.

Poner más dinero

Esta semana, han insistido en su interpretación y han hablado directamente de “comprar” a los delincuentes. Más en particular, de “comprar a todos invirtiendo en vida digna a través de los servicios públicos”. En polémica con un usuario que responde al nombre de “Montse Forga”, Changue ha hecho una especie de juego retórico para defender su idea de que el problema tiene que ver con la falta de una “vida digna”.

Como tantos otros asuntos, la CUP lo reduce todo a un único fenómeno que, si se resolviera, arreglaría todo lo demás. Para los anticapitalistas, en fin, no existe la política de seguridad o incluso de justicia, pues no serían otra cosa que manifestaciones de tal o cual desigualdad. Por lo demás, a efectos prácticos lo que propone la CUP es poner más dinero. Porque al fin y al cabo todo lo que se compra tiene un precio.