La 'cultura de la navaja' se extiende en Barcelona

Era noviembre de 2022 cuando Albert Batlle, concejal de Seguridad del Ayuntamiento de Barcelona, alertó sobre la “cultura de la navaja” que estaba proliferando en la ciudad. Él lo consideró un fenómeno “importado de otros países” y no tardaron en lloverle las críticas, incluso por parte del conseller de Interior, Joan Ignasi Elena. 

Casi un año después, los datos corroboran que la capital de Cataluña tiene este problema encima de la mesa. “Todos se me echaron encima”, comenta hoy Batlle. En el primer semestre del 2023, los actos delictivos han aumentado un 14% en la ciudad. Y, de media, hay tres denuncias diarias por tenencia de arma blanca. De hecho el Área Metropolitana de Barcelona es donde más se decomisan navajas y cuchillos en la vía pública.

En una entrevista a Catalunya Ràdio, Albert Batlle reconocía este miércoles que la “cultura de la navaja” es “un tema que nos tiene que preocupar y mucho”. Cuando el presentador, Ricard Ustrell, le preguntaba si se ha generalizado salir de fiesta con arma blanca en Barcelona, el concejal de Seguridad barcelonés respondía con un claro y conciso “efectivamente”.

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Batlle también comenta los esfuerzos que realizan los cuerpos de seguridad para combatir este fenómeno. Y asegura que actualmente hay más agentes de Guàrdia Urbana y Mossos d’Esquadra patrullando las calles de Barcelona para intentar controlar esta proliferación de armas blancas. Eso sí, el concejal del PSC también ha reconocido que a las autoridades les “faltan más instrumentos de reacción”.

Modificaciones en el código penal

De hecho, Batlle comenta que, desde el Ayuntamiento de Barcelona, “hemos pedido modificaciones en el código penal”. Y ha puesto ejemplo práctico de las consecuencias de una ley suave. “De enero a junio de este año, ha habido 262 delincuentes reincidentes que han sido detenidos 1629 veces y se les ha imputado 4065 hechos delictivos”, señala. "Es un dato para que pensemos" en ellos, sentencia.

"El principal delito en Barcelona son los hurtos y tienen una penalidad muy baja", denuncia Albert Batlle. Algo que, según su opinión, provoca que sea difícil acabar con la multirreincidencia de este tipo de delitos.