El Consell de la República, al servicio del procesismo y contra la abstención
La entidad que tutela Carles Puigdemont pide que los independentistas vayan a votar
Todas las cartas encima de la mesa. Los actores independentistas ya no se esconden y ni se disimula. El Consell per la República, órgano que no se sabe demasiado para qué sirve y que controla Puigdemont, toma partido. El gobierno del Consell ha decidido hacer pública su postura de cara el 23 de julio: quiere una participación masiva, "un desbordamiento democrático" y planta cara a los abstencionistas indepes.
El órgano, que pretendía ser transversal dentro del independentismo, compra todas las tesis de Carles Puigdemont. Se debe ir a votar, pero solo se debe investir a Pedro Sánchez con una condición. Según el Consell per la República, no se puede apoyar a ningún Gobierno que no "se comprometa inequívocamente con una solución política del conflicto, basada en la amnistía y el respeto del derecho a la autodeterminación, que el pueblo catalán ejerció el 1-O del 2017".
Queda claro, pues, para qué sirve el Consell de la República. De un lado, pide a los partidos que no invistan Pedro Sánchez y opten por la confrontación, una tesis que defensa Míriam Nogueras, la jefa de filas de Junts en Madrid. Del otro, ataca a la ANC y las entidades independentistas que piden una abstención el 23 de julio.
Carles Puigdemont es el presidente del Consell per la República, mientras que Toni Comín es el Vicepresidente de este órgano, que también tiene en su gobierno a Lluís Puig, Antoni Castellà, Aurora Madaula o Lluís Llach.
El Consell per la República ha hecho este pronunciamiento en un comunicado que también han compartido en redes. Muchos de los usuarios no han tardado en responder. Han calificado el Consell de "herramienta procesista". Otros les aseguran que habrá un "desbordamiento democrático de abstenciones", demostrando que el procesismo ya no domina el relato público.
La organización que fundó Carles Puigdemont se fundó hace ya más de 5 años. Su objetivo era la independencia de Catalunya e internacionalizar la causa. Más de 1.500 días después no han conseguido ninguna de las dos cosas.
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