
Cataluña tiene un problema con los imanes radicales: sin censo y 3 expulsados en 2025
Las autoridades no saben el número exacto de centros islámicos ni cuántos líderes religiosos hay
Los atentados de La Rambla y Cambrils en 2017 hicieron saltar todas las alarmas sobre la amenaza del yihadismo en Cataluña. Algunos llevaban años alertando de un aumento de la radicalización del islam, pero solo recibieron desprecio, marginación e insultos. Ahora, la región se enfrenta a un nuevo repunte del islamismo que tiene en las mezquitas uno de sus principales focos de propagación.

Tras los atentados de 2017 surgió la iniciativa de crear un registro oficial de mezquitas, que finalmente quedó en papel mojado. La Comisión Islámica de España se comprometió a la elaboración de un censo que, sin embargo, a día de hoy, no existe en ninguna comunidad. Tampoco en Cataluña, pese a que, según la policía, una de cada tres mezquitas está tomada por el salafismo.
La ausencia de un registro oficial impide un control exhaustivo de centros de culto susceptibles de radicalización. Por ejemplo, según publicó The Objective, en Cataluña hay censados 326 mezquitas pero no todas están registradas. Una de estas es la de Figueras, cuyo imán fue expulsado el pasado febrero por difundir mensajes radicales.
Otra es la de La Junquera, cuyo líder religioso también ha sido deportado este 2025 por suponer un peligro para la seguridad nacional. La última expulsión fue el pasado 1 de julio. La Policía Nacional detuvo y expulsó a Marruecos a un imán de Olot que predicaba el niqab para las mujeres y la superioridad de la ley islámica frente a las leyes españolas.
Mensajes radicales a los fieles
Estas detenciones se enmarcan en un auge de la actividad yihadista a raíz de la escalada bélica en Oriente Medio. La amenaza islamistas está siendo neutralizada por una intensa actividad de los servicios secretos y las policías española y catalana. Pero la ausencia de un registro oficial de mezquitas y líderes religiosos complica su labor.
Los líderes espirituales y los centros de culto de cualquier religión pueden inscribirse en el Registro de Entidades Religiosas, pero no tienen la obligación. En Cataluña, las autoridades ni siquiera saben cuántas mezquitas hay ni cuántos imanes exactamente.
Esto resulta inquietante porque en la religión islámica, más que en cualquier otra, el imán cumple una función primordial como dirigente de la comunidad. En Cataluña vive la mayor comunidad musulmana de toda España, con más de 660.000 personas que representan el 8,2% de la población. En las últimas dos décadas ha habido una fuerte penetración de las corrientes más radicales del islam, como el salafismo.

Estas corrientes profesan que la ley islámica es superior al ordenamiento jurídico español, y que las mujeres son seres inferiores. Consideran a los no musulmanes como infieles, y legitiman métodos violentos para la guerra santa. De ahí al terrorismo yihadista hay solo un paso.
Debate sobre las mezquitas y los imanes
La policía, que ha incrementado la actividad antiterrorista en los últimos dos años, ejerce una vigilancia activa sobre las mezquitas y sus imanes. El debate sobre la necesidad de un registro oficial, que quedó diluido en 2017 por la crisis del Procés, vuelve a surgir ahora con fuerza.
Pese a la gravedad de la situación, el diputado de Junts Agustí Colomines propuso hace poco cursos de catalán para imanes radicales. Es un ejemplo dramático de cómo el buenismo ha contribuido al auge del islamismo radical en Cataluña.
Partidos como Vox y Aliança Catalana han trasladado al Parlament la impugnación del islam como una religión incompatible con los valores occidentales. Han traído a la luz pública debates como el velo islámico, la mutilación genital o los matrimonios forzasos. La detención de tres imanes en 2025 plantea ahora la necesidad de un nuevo debate sobre las mezquitas y sus líderes religiosos.
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