Carles Puigdemont en primer plano saludando con cara sonriente
POLÍTICA

Carles Puigdemont y el día de la marmota

El expresident vuelve a evitar la confrontación por miedo a ser detenido


La clase política procesista ya nos tiene acostumbrados a decir una cosa y acabar haciendo otra. Pero lo de Carles Puigdemont ya es de otro nivel, digno de los mejores guiones de Monty Python. 

Tras su huida a Bélgica, Carles Puigdemont quiso sacar rédito de su libertad, a diferencia de Oriol Junqueras, que estaba en la cárcel. El expresident contaba con los altavoces mediáticos que seguía engrasando con dinero público y no dudó en lanzar su primera promesa emocional. Eran las elecciones al Parlament de 2018 y todas las encuestas daban a ERC como primera fuerza. El entrono de Puigdemont se sacó de la chistera una de las frases que ya han pasado a la historia.

"Si quieres que vuelva el President, debes votar al President". Dicen que fue Elsa Artadi la autora intelectual de tal mentira. Los indepes votaron al Puigdemont, le dieron la presidencia de la Generalitat -pesa a la victoria de Arrimadas- y el de Amer no volvió ni por asomo.

En las europeas de 2019, Carles Puigdemont fue el jefe de filas de Junts. El partido lanzó carteles donde se podía leer "Persistamos y ganaremos", así como otros donde se decía "Puigdemont, nuestro presidente", que ya habían sido usados un año antes. Junts ganó las elecciones europeas en Catalunya y desde entonces el expresident es eurodiputado con un sueldo de 8.000 euros al mes.

Hace, pues, más de cinco años que Carles Puigdemont vive de promesas que no se cumplen. Su estrategia del 'exilio' con Gonzalo Boye ha ido acompañada de proclamas que iban alimentando su retorno. Según su abogado, la presencia del político en Catalunya ha estado "cerca" tantas veces que ya parece un chiste. 

El cuento del retorno de Puigdemont parece que ya se acaba. Muchos independentistas han abierto los ojos y ya se dan cuenta de este chantaje emocional alrededor de su figura. Hace tan solo una semana Miquel Sàmper, quien fue conseller de Junts y es ahora abogado de Lluís Puig, decía que Puigdemont podría volver en cuestión de días. Hoy no ha acudido ni al pleno del Parlamento Europeo en Estrasburgo por miedo a ser detenido.

¿Si Carles Puigdemont es incapaz de ejercer sus funciones como eurodiputado como se va a plantear cumplir su promesa? Parece claro que prioriza su libertad a sus funciones políticas, cobrar su sueldo a volver a Catalunya como ha garantizado tantas veces. Hasta Clara Ponsatí ya deja claro que Junts quiere tapar con la figura de Puigdemont su falta de rumbo político.

El inicio del fin de Carles Puigdemont como figura política es ya un hecho y se va a consumar con la sentencia del TJUE sobre su inmunidad. Si se confirma que ya no goza de ella, solo tiene dos opciones: o deja de huir y asume sus causas judiciales pendientes o se fuga ahora un país sin convenio con España. El día de la marmota de Puigdemont ya tiene -por fin- fecha de caducidad.

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