Montaje con fotos de Alberto Núñez Feijóo y Carles Puigdemont, con un corazón en medio
POLÍTICA

Carles Puigdemont y Alberto Núñez Feijóo: cuando no se trata de amor, pero te gusta

La cúpula del Partido Popular se une al PSOE y rehabilita la figura del líder de Junts per Catalunya como actor político: los dos partidos mantienen conversaciones desde verano

Las elecciones generales del 23 de julio dieron a Carles Puigdemont la excusa perfecta para rehabilitarse como actor político. Desde Waterloo vislumbró la oportunidad de volver a Cataluña y decidió que había llegado el momento de que Junts bajara del monte para volver a la política. Tal es el poder de Puigdemont dentro de su partido que su situación personal marca la estrategia de la formación, así de simple. Carles Puigdemont vuelve al ruedo y Junts se une a Frankenstein y se ofrece a gobernar con Collboni en Barcelona.

Olvidado ya el uno de octubre y las promesas incumplidas durante seis años, Junts per Cataluña busca un nuevo relato que sea creíble. De momento se sustenta en la figura de Puigdemont, pero ya ha dado indicios de hacia dónde quiere ir. Parece que se ha dado cuenta -tarde y con la boca pequeña- de los problemas de inseguridad y convivencia, a la vez que va arrinconando al sector de Laura Borràs.

Montaje con un primer plano de Alberto Núñez Feijóo con cara de resignación y un plano medio corto de Puigdemont riendo

En resumen: Junts per Catalunya parece querer volver a la antigua Convergencia. Y pocos dirigentes del partido encarnan mejor esta nueva etapa que Albert Batet, hombre de la confianza de Puigdemont y con un sorprendente poder dentro de la formación. Sorprendente porque no parece a primera vista un buen líder, ni un orador convincente. Menos aún un dirigente con un currículum envidiable.

Fue Albert Batet uno de los encargados de reunirse con el Partido Popular tras las generales. Era un secreto a voces que este primer miércoles de 2024 publica La Vanguardia. Batet sirve para todo: tanto le exige al Govern la independencia como se erige como el contacto de Junts con el PP. Porque lo importante de esa reunión en agosto no fue la negativa a llegar a un acuerdo, sino que fue el día en que empezó la relación entre Puigdemont y Feijóo.

"Es un contacto que se conserva",  escribe Lola García en La Vanguardia. El actual PP de Feijóo, tibio en la cuestión territorial y sin demasiada ideología detrás, hace ya meses que lanza piropos a Puigdemont, algo que desespera al PP catalán y que solo se entiende por tacticismo. Feijóo cree que solo puede ser presidente si logra entenderse con Junts y el PNV y de momento sigue en sus trece. Al otro lado está Carles Puigdemont, que quiere ser hombre de Estado y ha decidido mantener esta vía abierta con el PP.

Montaje de Feijóo, Puigdemont y Sánchez

A Puigdemont le gusta Feijóo, aunque solo sea por estrategia

El actual nivel político catalán se podría resumir en la frase que recoge hoy Lola García. Junts busca en el PP una relación "pragmática" y lo resumen así: "de sexo, no de amor". Esta es la estrategia de la formación que ahora mismo da estabilidad al Gobierno de Pedro Sánchez.  

Parece normal que a Puigdemont, forjado en la antigua Convergencia y en el poder, le guste Feijóo. El problema es que ahora mismo es imposible que pueda darle apoyo, porque ya costará convencer a los suyos que no renuncia a nada pactando con el PSOE. Servidor no cree que lo consiga, pero cosas más raras se han visto en Cataluña.

De momento Albert Batet es quien tontea con el PP y se envía mensajes "cordiales y sinceros" para mantener un diálogo que estaba roto desde 2017. Es la rehabilitación definitiva de Carles Puigdemont, su gran logro tras el uno de octubre. Con tan solo siete diputados ha conseguido que Pedro Sánchez lo amnistíe y se reúna próximamente con él, y que Feijóo busque un acuerdo con él para el futuro. Como dice la canción: no es amor, es una obsesión.

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