El expresidente de la Generalitat de Catalunya y candidato de Junts a las elecciones catalanas, Carles Puigdemont, interviene durante un acto de campaña, en Jean Carrère Space, a 1 de mayo de 2024, en Argelès (Francia)
POLÍTICA

Carles Puigdemont considera 'muerto' a Sánchez pero no se atreve a acabar con él

El líder de Junts quiere aprovechar la debilidad del Gobierno español para obtener nuevas concesiones

Junts se mueve estos días en la indefinición sobre qué hacer con Pedro Sánchez. La presidenta del partido Laura Borràs abrió la caja de los truenos deslizando la posibilidad de una moción de censura, que más tarde fue rectificada por la cúpula del partido. La incomodidad de tener que votar al lado de Vox les hace descartar esta opción, pero mantienen la amenaza sobre el PSOE con la sombra de una cuestión de confianza.

La tensión entre el PSOE y Junts se evidenció en la última cumbre el 21 de septiembre en Suiza, donde los de Puigdemont vetaron a Santos Cerdán como interlocutor. El número tres de los socialistas encarna para Junts el incumplimiento de los acuerdos de investidura de hace un año, sobre todo en lo que respecta a la amnistía. El expresidente José Luis Rodríguez Zapatero asumió el papel de interlocutor en la última reunión, en la que Puigdemont trasladó su decepción con Pedro Sánchez.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, durante la sesión plenaria en el Congreso de los Diputados, a 21 de febrero de 2024, en Madrid

El líder de Junts sabe que el Gobierno de Pedro Sánchez está acorralado por los casos de corrupción, y quiere aprovecharlo a su favor. Es consciente de que sus siete diputados son ahora incluso más valiosos que hace un año, y ha subido el precio de su apoyo para no dejar caer a Sánchez. Por eso trasladó a Zapatero que Sánchez está “muerto”, y le planteó la necesidad de que se someta a una cuestión de confianza.

Viaje a Waterloo y más concesiones

Junts tiene en sus manos la continuidad de Pedro Sánchez, pero la consigna es clara: no será Puigdemont quien haga caer el Gobierno de España, y mucho menos votando al lado del PP y de Vox. Además, a Junts le interesa seguir manteniendo con vida a un Gobierno debilitado al que poder condicionar con su posición de fuerza en el Congreso y, de paso, prolongar la inestabilidad de las instituciones españolas.

Pero a la vez, trasladó a Zapatero su preocupación por los casos de corrupción que asedian al Gobierno -no solo con el caso Koldo, sino también con el hermano y la mujer del presidente. Por eso aumenta la presión sobre el PSOE con la exigencia de una moción de confianza que revalide los apoyos parlamentarios del Gobierno. Si hasta ahora el foco estaba en la exigencia de lealtad a Junts en el Congreso, ahora Puigdemont traslada a Pedro Sánchez la responsabilidad de seguir en la Moncloa.

Mientras, Junts seguirá con su estrategia de desestabilizar al Gobierno tumbando sus votaciones en el Congreso si Sánchez no les da lo que piden. El incumplimiento de compromisos como el catalán en Europa y la amnistía deja a Junts en muy mal lugar de cara a sus votantes en Cataluña, y necesitan expresar su disconformidad bloqueando la acción legislativa. Además, Puigdemont trasladó a Zapatero la necesidad de nuevos gestos de Pedro Sánchez como que vaya a verle a Waterloo y nuevas concesiones a Cataluña para aprobar el techo de gasto.

Acercamiento de Junts al PP

Vox sigue siendo el elemento de la ecuación que impide que Junts y el PNV se unan al PP para tumbar a Pedro Sánchez. Pero los incumplimientos del PSOE y los escándalos de corrupción en el Gobierno han facilitado lo que hace un año parecía imposible, un acercamiento entre PP y Junts. Puigdemont descarta por ahora la moción de censura, pero advierte al PSOE que si la crisis se agrava todo es posible.

Montaje con Santiago Abascal, Carles Puigdemont y Alberto Núñez Feijóo con una imagen de fondo del Congreso de los Diputados

El PP ha ofrecido a Junts y al PNV una fórmula en la que pudieran sentirse cómodos, consistente en una abstención que les librara de votar en el mismo sentido que Vox. Además, la moción de censura estaría condicionada a la convocatoria inmediata de elecciones. Por lo tanto, en la práctica Junts no estaría facilitando un gobierno de PP y Vox sino la reconfiguración del Congreso para una nueva correlación de fuerzas.

Unas nuevas elecciones en España servirían a Puigdemont para seguir haciendo campaña y volver a medir sus fuerzas con una ERC en declive. Además, la caída de Pedro Sánchez debilitaría mucho al gobierno de Salvador Illa, que podría verse obligado a negociar algunas de sus medidas con el PP en Moncloa. A la larga podríamos ver a Carles Puigdemont amnistiado y a Pedro Sánchez en la oposición o liquidado políticamente.

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