Yahya Sinwar, el 'carnicero' de Hamás que ni la izquierda reivindica tras su muerte
Ejerció el terror sobre la población palestina de Gaza y orquestó los atentados del 7 de octubre contra Israel
Israel confirmó este jueves el asesinato del líder político de Hamás, Yahya Sinwar, tras una operación militar en Gaza. El ataque israelí tenía como objetivo la liquidación de tres militantes de la organización terrorista palestina, pero una vez finalizada se encontraron por sorpresa con el cadáver de Sinwar. La confirmación de su muerte ha causado una gran satisfacción no solo en el bando israelí, sino también en muchos países árabes.
Llama la atención que esta vez ni siquiera la izquierda se ha atrevido a lamentar la muerte de este personaje con un pasado siniestro. Además de ser el cerebro de los atentados del 7 de octubre de 2023, ejerció durante décadas el terror entre la población palestina.
Sinwar representaba la facción más despiadada de Hamás, y su ascenso tras la liquidación de Ismail Haniya alejó las esperanzas de una resolución del conflicto. Si la desaparición de Haniya abría una gran incertidumbre en la región, la muerte de Sinwar es en cambio leída como un punto de inflexión que podría precipitar el fin de la guerra. Su figura encarnaba no solo el islamismo más radical que sueña con la desaparición de Israel, sino también el estado de terror impuesto por Hamás en Gaza.
De refugiado a terrorista
Yahya Sinwar nació en el campo de refugiados de Khan Younis en Gaza, en el seno de una familia de desplazados durante la guerra árabe-israelí de 1948. Esto forjó en él una personalidad implacable movida por el odio a Israel y el compromiso inquebrantable con la causa palestina. Tras cursar estudios árabes en la Universidad Islámica de Gaza, a finales de los ochenta fundó el aparato de seguridad de Hamás (Majd).
Como cabecilla de esta estructura dirigió con mano de hierro la identificación y liquidación de palestinos sospechosos de colaborar con Israel. Majd fue una pieza clave en la labor de disciplinamiento de la población palestina en los territorios ocupados, donde Hamás ejerce desde hace décadas un auténtico estado de terror. Sinwar combinó esta faceta con varias actividades terroristas que llevaron a su arresto y reclusión en 1988.
Pese a ser condenado a cuatro cadenas perpetuas, fue liberado en 2011 gracias a un intercambio de prisioneros. Su paso por la cárcel no solo no lo ablandó sino que endureció su firmeza, y aumentó su prestigio entre los presos palestinos y los miembros de Hamás. Al salir de la cárcel escaló rápidamente en la jerarquía de la organización, convirtiéndose en una figura clave para la militarización del movimiento.
El rostro del mal
Poco a poco Sinwar fue desplazando a Ismail Haniya de la dirección de Hamás, imponiendo una estrategia de la escalada que derivó en los ataques del 7 de octubre de 2023. Durante los últimos años se había dedicado a estrechar lazos con los países árabes y a fortalecer las capacidades militares de Hamás para una operación a gran escala contra Israel. Así se desencadenaron los ataques que se saldaron con la muerte de 1.200 personas y el secuestro de 240 rehenes.
Ismail Haniya asumió entonces las labores diplomáticas de la facción palestina para negociar la paz desde Qatar y Turquía, mientras que Yahya Sinwar se quedó organizando la resistencia desde Gaza. La liquidación de Haniya fue interpretada por muchos como un error estratégico por parte de Israel que enterró las posibilidades de una paz cercana. En cambio, el asesinato de Yahya Sinwar, que había asumido el mando absoluto de Hamás tras la muerte de Haniya, es visto ahora como una oportunidad.
Apodado “el rostro del mal” y “el carnicero de Khan Younis”, Sinwar había ejercido el terror entre la población palestina para lograr una adhesión sin fisuras a la causa terrorista contra Israel. Además, era visto también por los países árabes como una amenaza para la paz en la región. Ni siquiera la izquierda, que sí lamentó el asesinato de otros líderes de Hamás o Hazbolá, ha llorado la muerte de este personaje siniestro.
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