La burocracia y las pequeñas empresas catalanas: ‘La situación aquí es peor cada día’
Cataluña tiene una gran asignatura pendiente con la reforma de su administración pública
El tejido administrativo es fundamental por un doble motivo. El primero es que un asunto discreto, mucho menos vistoso que las polémicas ideológicas, y el segundo es que te puede hacer la vida imposible. Porque si algo resulta claro es que el exceso de burocracia es una fuente de ineficiencia, arbitrariedad, intereses creados y lastres en general.
Como en tantas otras cosas, la eficacia de la administración pública no es algo de lo que Cataluña pueda presumir. De hecho, si algo puede hacer es avergonzarse porque su tejido administrativo es de los más ineficientes de Europa. Y como viene siendo habitual en esta materia, los que dan la voz de alarma son los pequeños y medianos empresarios.
En una intervención de esta semana en Els Matins de TV3, el economista, presidente del Observatorio de la Pime de Cataluña y antiguo rector de la UPF, Oriol Amat, hacía un retrato preocupante de la burocracia catalana. “Europa regula mucho, España lo complica y Cataluña todavía más. La situación aquí es peor cada día”:
En su intervención, Amat hace referencia a un estudio de Pimec del pasado mes de noviembre, Burocracia y competitividad empresarial: diagnóstico y propuestas. La conclusión del informe es clara y apunta a que el exceso de burocracia es una carga muy pesada para la economía catalana. “En España, la producción normativa ha crecido significativamente en los últimos años, y todavía más en Cataluña, que en este periodo ha tenido una media de 905 normas anuales, cuando la media del resto de comunidades autónomas es de 498”, señala el informe.
Esta realidad es un clamor empresarial, y no hay patronal o centro de análisis económico que no lo denuncie. Uno de los más destacados en Cataluña, el Fórum de Entidades por la Reforma de la Administración (FERA), también lo ha señalado. “El modelo actual de administración pública en Cataluña con más de 2.250 entes públicos y una administración planta local basada en el micropueblos es ineficiente, muy costoso, obsoleto e insostenible”, dice este organismo.
El problema catalán dentro del problema español y europeo
Que Cataluña tenga una muy mala administración sería menos preocupante si las entidades administrativas que están por encima, Estado y Unión Europea, estuvieran mejor. Y a pesar de que, en efecto, están un poco mejor que Cataluña, ni mucho menos se caracterizan por la agilidad burocrática o la estimulación de la competitividad.
Sin ir más lejos, hace poco explicábamos en E-Notícies que el Ministerio de Economía ha admitido que el 40% de la economía española está afectada por el exceso de regulación. Y, como decimos, son las pequeñas y medianas empresas las que más padecen este problema. “No solamente tienen que cumplir las legislaciones de 17 comunidades autónomas, también tienen que cumplir las de 27 Estados miembros”, denunció la presidenta de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, Cani Fernández.
Por su lado, Europa no está en una situación mejor si se compara con sus competidores: Estados Unidos y China. Según el informe Draghi, que supuso uno de los típicos revuelos momentáneos que caracterizan a la UE, entre 2009 y 2014 Europa hizo casi cuatro veces más regulaciones que los Estados Unidos. El expresidente del BCE llegó a pedir una “pausa regulatoria” en Europa.
Esta decadencia económica es la que explica que el motor europeo, Alemania, ya haya empezado a fallar. Su poderoso modelo industrial ha dado signos muy preocupantes, empezando por los malos resultados de la industria del automóvil. Si a esto se le une la inflación y la pérdida de poder adquisitivo entre las capas populares, el terremoto político está casi asegurado.
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