Vuelva usted mañana: el lastre económico de la burocracia en cifras

Los artículos de prensa no suelen pasar a la historia, pero siempre hay excepciones. Una de estas es el artículo del ilustre Don Mariano José de Larra, Vuelva usted mañana, publicado en 1833. En el artículo, Larra cuenta el caso de un extranjero que visitó España para “invertir aquí sus cuantiosos caudales”.

Según la crónica, la intención del extranjero era pasar quince días en España para solventar sus asuntos burocráticos. Ante esto, Larra confiesa que “traté de reprimir una carcajada que me andaba retozando ya hacía rato en el cuerpo”. El motivo de su risa era que el extranjero no se iba a pasar quince días en España, sino como mínimo quince meses.

A partir de aquí, se sucede un calvario burocrático, pasando de una oficina a otra y de un funcionario a otro. Delante de cada ventanilla, Larra cuenta que la respuesta del funcionario siempre era la misma: “Vuelva usted mañana”. Pues bien, según un informe del Ministerio de Economía, la actual situación no es tan diferente a la de 1833.

El coste de regular

El diario ABC ha tenido acceso al último informe de la Conferencia Sectorial para la Mejora Regulatoria y el Clima de Negocios. En este informe el Ministerio de Economía admite que casi el 40% de la economía española está afectada por el exceso de regulación. Esta porción de la economía representa a casi dos millones de empresas y a casi diez millones de trabajadores. El Ministerio constata que se “registra una menor inversión, una productividad inferior y una asignación peor de los recursos a la del resto de la economía”.

El problema de fondo es la multiplicidad de administraciones y la escasa armonía entre ellas. Según narra el ABC, el 90% de los recursos presentados ante la división ministerial que se encarga de la regulación y la unidad de mercado tienen que ver con ordenanzas municipales y regulación autonómica. El 10% restante son recursos contra normas de carácter estatal.

Este es un problema que preocupa al ministro de Economía, Carlos Cuerpo, que sabe que Bruselas ha criticado ya el mal funcionamiento de la burocracia española. Aunque no solo lo ha denunciado Bruselas. Las patronales también están cansadas de señalar que el exceso de burocracia es un gran lastre económico. Según los últimos datos de la CEOE, por ejemplo, en 2023 se crearon cerca de 1,3 millones de páginas de regulación.

De hecho, el mes pasado la presidenta de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, Cani Fernández, denunció este problema en el Congreso. Puso el foco en las pequeñas y medianas empresas, que son las más vulnerables ante este problema. Habló de “un exceso brutal de burocracia”, que “está negando frenando muchísimo la actividad económica”.

Y al igual que el informe de Economía y las denuncias de la patronal, la presidenta de la CNMC señaló a la multiplicidad de administraciones. “No solamente tienen que cumplir las legislaciones de 17 comunidades autónomas, también tienen que cumplir las de 27 Estados miembros”. Y aquí, como se suele decir, con Europa hemos topado.

El coloso europeo: un coloso de papeles

Hasta hace poco, el mainstream decía que Estados Unidos innova, China produce y Europa regula. La idea era que el mercado europeo era tan rico que se podía permitir vivir de marcarle el compás regulatorio a las importaciones. Pero de un tiempo a esta parte, esto se ha caído como un castillo de naipes, empezando por los malos indicadores de la industria automovilística alemana y acabando por el informe Draghi.

Ahora la idea es otra: Europa se ha quedado muy atrás en términos productivos, lo suficiente como para ser pesimistas. Según Draghi, hace falta la abrumadora cifra de 800.000 millones de euros anuales en inversión para que Europa se ponga a tono. Entre otros muchos factores del retraso europeo está la enorme capacidad reguladora de Europa, que fue uno de los reclamos electorales del Brexit.

Según el informe Draghi, entre 2009 y 2014 Europa hizo 13.000 regulaciones, mientras que EE.UU. Hizo 3.500. Es más, Draghi pide una “pausa regulatoria” de unos años para poder pensar mejor qué y cómo se regula. De lo contrario, nos volveremos a enfrentar a preocupantes seísmos como el de la industria automovilística con el coche eléctrico.