Montaje con una imagen de fondo difuminada de una manifestación pro trans y un marco con una captura de dos adolescentes que destransicionaron
POLÍTICA

El duro testimonio de dos jóvenes a las que empujaron a operarse para cambiar de sexo

Narran sus transiciones de género y su arrepentimiento e impotencia por las facilidades que se encontraron en el camino

Hay casos en los que jóvenes que han hecho la transición de sexo se arrepienten. Son situaciones delicadas tanto por el impacto psicológico como en la salud. La narración de dos jóvenes arrepentidas se suma al debate sobre la permisividad social con las intervenciones médicas.

Los casos de arrepentimiento

La cuestión trans cada vez plantea más dudas ante los casos de arrepentimiento. Más allá de la cuestión ideológica entre, por ejemplo, feministas y ‘queers’, el transgenerismo tiene una dimensión sanitaria. Los datos muestran que las peticiones de cambio de sexo se han disparado, sobre todo entre las chicas jóvenes.

Ante un aumento tan rápido en poco tiempo, algunos hablan de “disforia de género por contagio social”. Es decir, que los casos de disforia de género con un origen biológico seguirían siendo mínimos y que los demás responderían a una presión ambiental. Hace diez años, por ejemplo, la mayoría de trans eran hombres: ahora, el 80% de casos son de chicas entre 14 y 16 años.

En estos casos, entonces, la disforia de género se superaría de forma natural después de la adolescencia. Precisamente sobre esto, han aparecido otros dos testimonios. Se trata de dos jóvenes estadounidenses que hablan sobre la presión que recibieron sus padres para autorizar el cambio de sexo:

Piden limitar el acceso a los tratamientos

La lógica es la misma en ambos casos: en un momento dado, dicen sentirse del sexo contrario y la administración médica les da todas las facilidades para transicionar. Algo que, visto en retrospectiva, condenan por tratarse en realidad de un proceso de maduración. Como cuenta la primera joven: que al haber transicionado tan pronto, ya no podría ser madre.

Ellas mismas concluyen que no habría que prohibir la transición de género, pero sí el tratamiento antes de los dieciocho años. Así como poner el acento en una evaluación médica y psicológica previa para evitar posibles arrepentimientos en el futuro. Una de ellas tiene palabras muy duras para la “ideología de género”: “simplemente, destruye todo lo que toca”.

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