Hombre con barba y gafas azules, vestido con traje oscuro, al aire libre con fondo de árboles.
POLÍTICA

Antoni Castellà, la apuesta de Puigdemont para reforzar el flanco independentista

Junts se radicaliza con la absorción de Demòcrates para competir con Aliança Catalana

A cinco días del congreso nacional de Junts en Calella, Carles Puigdemont ha efectuado una maniobra clave para la consolidación de su proyecto. Se trata de la absorción de Demòcrates, la escisión independentista de Unió Democràtica de Catalunya (UDC) liderada por el diputado Antoni Castellà. Esto le permitirá a Puigdemont no solo compensar el desplazamiento de Laura Borràs en la estructura orgánica, sino dar un paso de gigante en su ambición de liderar un amplio movimiento independentista que vaya más allá de Junts.

Junts y Demòcrates han llegado a un acuerdo para disolver los comités ejecutivos de esta última formación e integrar sus órganos de dirección en Junts. Todo apunta a que Antoni Castellà ocupará una de las vicepresidencias, seguramente junto a Míriam Nogueras y Josep Rius. Puigdemont culmina así la absorción de este espacio que le permite avanzar en la consecución de un gran partido independentista.

Primer plano de Toni Castellà con gafas de pasta negras hablando con un micrófono delante

El ascenso de Antoni Castellà le sirve a Puigdemont para reforzar el flanco independentista de Junts, muy maltrecho desde su pacto con el PSOE, y muy comprometido con la degradación de Laura Borràs. Aunque los borrasistas seguirán teniendo su espacio, su pérdida de poder amenazaba con ahondar en la fuga de independentistas hacia el abstencionismo o el espacio de Aliança Catalana. Carles Puigdemont consigue así ensanchar la base de su proyecto, a la vez que se asegura el poder absoluto con la promoción de sus delfines Salvador Vergès y Mònica Sales.

Junts se radicaliza con la incorporación de Castellà

La fusión de Junts y Demòcrates no es nada baladí. Aunque el espacio liderado por Castellà ya había confluido con el de Puigdemont en la anterior cita electoral, también había fliretado con ERC, con quienes formaron coalición en 2017. El paso dado ahora consolida finalmente la articulación entre Junts y este movimiento que cuenta con un diputado en el Parlament y 137 concejales repartidos por el territorio catalán.

Antoni Castellà fundó junto a Núria de Gispert y Joan Rigol el partido Demòcrates de Catalunya, después de la escisión entre Convergència y Unió en 2015. El nuevo partido no solo tenía una concepción menos conservadora del orden social y religioso que Duran i Lleida, sino que también abogaba por el independentismo radical y la vía unilateral. De hecho, ERC rompió con Demòcratas por sus flirteos con organizaciones independentistas extremistas.

Fue en diciembre de 2020 cuando Antoni Castellà participó junto al exdiputado Josep Costa en un encuentro telemático con miembros de organizaciones patrióticas catalanas, consideradas de extrema derecha. Entre ellas, el Front Nacional de Catalunya, organización de la cual surgió la escisión Aliança Catalana. Por lo tanto, la incorporación de Castellà a Junts permite también a Puigdemont incorporar al flanco más radical del independentismo para competir con Sílvia Orriols.

Carles Puigdemont quiere el mando absoluto

Poco a poco se van definiendo las intenciones de Carles Puigdemont, que ambiciona la creación de un gran partido independentista sobre el que ejerza un poder absoluto. En paralelo a la absorción de Demòcratas, Puigdemont quiere ascender en la jerarquía del partido a sus leales. Jordi Turull seguirá siendo su mano derecha, pero la cúpula se completarà con nombres como Míriam Nogueras, Josep Rius, Salvador Vergés y Mònica Sales.

Carles Puigdemont y Salvador Vergés aplaudiendo sonrientes en un acto de Junts per Catalunya

Con la promoción de sus afines, Puigdemont quiere blindar su poder en una estructura más jerárquica y vertical. Primero, para cerrar el debate en torno a su figura y acallar los rumores sobre la existencia de un sector pragmático que cuestiona sus últimas decisiones. En segundo lugar, para cohesionar el partido y acabar con la división interna abierta en el último congreso con el reconocimiento de tres corrientes internas.

Muchos en Junts creen que el declive del partido tiene que ver con la toma de malas decisiones por parte de la cúpula. Puigdemont defiende en cambio que el origen de los problemas ha sido la falta de jerarquía (por ejemplo con la dicotomía entre Jordi Turull y Laura Borràs) y la división interna entre diversas corrientes. Su aspiración es que el congreso de Calella sirva para aunar todo el movimiento en su mando único.

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