Amnistía a la carta: otra exigencia de Junts para salvar a Carles Puigdemont
Las negociaciones de la amnistía son para Junts el reflejo de su estrategia electoral en Cataluña: salvar a Puigdemont para hacer una campaña personalista
Se acerca el momento de aprobar la amnistía y Junts continúa exprimiendo la ley. Insisten en eliminar el artículo 384 bis de la Ley de Enjuiciamiento Criminal. Este artículo viene a decir que se suspende de cualquier cargo público a una persona que esté investigada por delitos de terrorismo, rebelión o pertenencia a banda armada. Es precisamente el artículo que se usó en 2018 y 2019 para retirarles el acta de diputados del Parlament a varios políticos catalanes.
Junts presenta así más exigencias con el fin de blindar a Puigdemont. Según la enmienda presentada - y que ha adelantado ElMon - los neoconvergentes califican el artículo 384 bis de “norma obsoleta”. Justifican su postura haciendo referencia a que este artículo se introdujo durante la época de ETA y que ya “se ha superado el momento histórico para el que fue introducido en el ordenamiento”. Lo demás es estrategia electoral.
Personalismo político
Desde el principio, la estrategia de Junts ha sido conseguir un blindaje máximo para el expresidente. Algo que no convenció nunca a ERC, que apostaba por una ley más laxa porque entendían que las dificultades judiciales iban a ser las mismas. De hecho, los dos partidos que se iban a ver más beneficiados por la amnistía se lanzaron acusaciones muy duras entre sí.
La diferencia entre Junts y ERC es que, para Junts, la amnistía es la clave de bóveda de su estrategia electoral e incluso política. Sin ella, no hay nada. Sobre todo, no hay nada en términos electorales ni para el partido ni para Puigdemont. Y si algo es obvio es que Junts fía su estrategia a un personalismo nacionalista centrado en el expresidente.
Como explicamos hoy mismo, a Junts solo le queda apostar por una resurrección del procés a través de la figura de Puigdemont. Para eso, es condición necesaria que el expresidente tenga garantizada la amnistía hasta el último detalle. Es, en definitiva, el problema de cualquier forma de personalismo político: lo arriesgas todo a una cara. La época de Pablo Iglesias en Podemos es un precedente bastante claro.
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