Pere Aragonès, el becario que llegó a president de la Generalitat
El joven dirigente de ERC casi no tiene experiencia profesional previa a la política y lleva ostentando un cargo público desde 2006, casi la mitad de su vida
"Pere Aragonès es un hombre trabajador. Lo confirma su recorrido académico y profesional". Así empieza la biografía que Esquerra Republicana de Catalunya tiene colgada en su web sobre la vida del actual president de la Generalitat.
El texto afirma que "ha trabajado en un bufete de abogados especializado en asesoramiento jurídico de empresas y administraciones públicas. También ha colaborado como investigador con el instituto Ignasi Vilallonga de Economía" y ha sido "profesor asociado de la Universidad de Perpiñán".
Si uno indaga un poco, se topa con una realidad un poco distinta. Según otras fuentes, Pere Aragonès fue becario en el bufete Vila-Salbanyà-Martí Advocats de Calella. En cualquier caso, estuvo en el bufete un año. Como profesor asociado, fue más corto: de febrero de 2011 a marzo de 2011, un mes y poco más.
Tras esta breve carrera profesional, Pere Aragonès encontró en la política otro modo de ganarse la vida. En 2004, con tan solo 24 años y ya sin tener ningún tipo de contrato laboral ni de prácticas, es escogido portavoz de las juventudes de ERC. Dos años después, con tan solo 26, obtiene el acta de diputado en el Parlament de Cataluña. Desde entonces, no la ha dejado ninguna legislatura.
Se dice pronto: Pere Aragonès lleva como diputado 18 años. Es, sin lugar a dudas, el ejemplo más claro de una generación que ha visto en la política un modo de vivir, de labrar una carrera laboral. Hay otros ejemplos en su mismo partido: Marta Vilalta ya trabajaba por ERC con 25 años. Pau Morales cumple este 2024 30 años y nunca ha trabajado fuera del Parlament, así como Adriá Guevara, de 28 años. Los dos son diputados y no tienen trayectoria profesional alguna más allá de la política.
Hay quien sostiene que los jóvenes deben formar parte de la política y, probablemente, es así. Lo que sucede es que una vez ostentan un cargo público, como Pere Aragonès, se instalan y no lo dejan. Pere Aragonès ha conseguido llegar a president de la Generalitat de Catalunya con un currículum profesional casi inexistente más allá de la política. Tiene ahora mismo 41 años y toda su vida la ha hecho en el Parlament.
Pere Aragonès, ejemplo, pero no único
El caso del president de la Generalitat se puede hacer extensivo a otras formaciones políticas. Albert Batet, presidente del grupo parlamentario de Junts per Catalunya, ostenta cargos públicos desde 2003, cuando tenía tan solo 24 años. A diferencia de la mayoría de diputados, Batet no detallava su biografía en su página del Parlament, pero no se le conoce actividad profesional más allá de la política.
David Cid, diputado de los Comuns ya era coordinador de las juventudes de Iniciativa en 2003, cuando tenía 23 años. Su currículum es claro: político y activista. No consta trabajo alguno en la empresa privada, pero sí su participación en movimientos como 'Aturem la Guerra', 'Sos Racismo' o 'Greenpeace'.
Es cierto que a un dirigente le deberíamos pedir que sea eficiente, productivo y que piense en el bien común, más allá de su currículum. Lo que sucede es que la experiencia previa es un grado y una trayectoria profesional debería ser obligatoria. Por dos motivos: porque deberíamos saber de antemano si está cualificado para gestionar la res pública y -lo más importante- que tiene a dónde volver cuando se acabe su etapa. De lo contrario, es muy difícil que eso no les condicione.
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