Alejandro Fernández, un profeta en su tierra

En tiempos políticamente convulsos, nunca está de más saber qué opinan políticos como Alejandro Fernández. Nadie duda de que nos encontramos en momentos de máxima agitación política en España. Y nadie duda, tampoco (seas del color que seas), de que el líder del PP catalán es uno de esos representantes políticos que siempre tiene algo interesante que decir.

Alejandro Fernández se presentaba este jueves en Tarragona para dar su conferencia ‘El proceso español: ¿y ahora qué?’. Jugaba en casa y eso se notó. 

La sala del Hotel SB Ciutat de Tarragona se llenó con unas 150 personas que recibieron al líder del PP al más puro estilo rockstar. Aplausos, abrazos, fotos… Quedó claro que la frase “nadie es profeta en su tierra” no se puede aplicar a Alejandro Fernández.

Acompañado por algunos ilustres populares como Lorena Roldán, también de Tarragona y su escudera en el Parlament, o Sebastià Domènech, seguramente el mejor concejal de Deportes (2011-2014) que ha tenido Reus en muchos años, el presidente del PP expuso su tesis sobre el pasado, presente y futuro de la política catalana y española. Y lo hizo con un estilo marca de la casa: ironía, contundencia, referencias a películas y hechos históricos y, lógicamente, también repartiendo mandobles a todo el mundo.

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Fernández no dejó títere sin cabeza. Recibió Pedro Sánchez, todo el PSC, los partidos procesistas (especialmente Junts) y Ciutadans. También hubo dardos a Génova y no faltó la autocrítica. No se salvó ni él mismo, admitiendo que hicieron cosas mal y que dejaron mucha gente abandonada en Cataluña.

Los peligros del ‘caso Koldo’

Alejandro Fernández criticó con dureza a Pedro Sánchez. “No lidera el PSOE, lidera un nuevo Frente Popular”, reiteró. Para ejemplificarlo, expuso que el candidato del presidente del Gobierno en las elecciones gallegas fue el BNG, en las vascas será Bildu y el PNV, mientras que en Cataluña será Pere Aragonès.

También desarrolló su idea de que ahora España vive un ‘procés’ de la mano de este “nuevo Frente Popular”, que tiene por finalidad destruir el estado. Los socialistas llevándolo a una república confederal y sus socios de Frankenstein independizándose vía referéndums de autodeterminación.

El líder del PP catalán es consciente de que “el caso Koldo puede llevarse por delante a Pedro Sánchez”, pero lanza una advertencia a los suyos para que no se confíen. “Esto acelerará más este proceso”, avisó. 

Y lo veremos, dice, cuando la amnistía se apruebe en los próximos días, algo de lo que él está convencido. En otras palabras, cree que Sánchez y compañía pisarán al máximo el acelerador para intentar salirse con la suya antes de que se desmorone el Frankenstein 2.0.

Reivindicar la línea dura frente al procesismo

“Ni somos el PSC ni queremos ser el PSC. Si hay que hacer de PSC, ya nos habríamos hecho del PSC”. Así de claro se mostró Alejandro Fernández sobre la idea, defendida por algunos sectores de Génova, de que el PP en Cataluña debe tener un perfil más moderado. 

Expuso que no se ha encontrado a ningún potencial votante popular en Cataluña que le haya pedido ser más blando con los procesistas. Y, en cambio, sí que le dicen todo lo contrario. “Mucha gente nos dijo que se sintió abandonada”. 

Alejandro Fernández es de los que piensa y defiende que el PP en Cataluña debe convertirse en una especie de casa grande del constitucionalismo. Ser el “espíritu del 8 de octubre de 2017”. Y esto representa confrontar a los procesistas. Porque, advierte, “lo volverán a hacer”. “Reconciliación sí, pero hacer el primo no. Ellos no se quieren reconciliar”, avisó. Eso sí, también quiso dejar claro que “cuando quieran hacerlo, allí estaremos”.

Críticas internas en el Partido Popular

Alejandro Fernández reivindicó que haya discrepancias estratégicas internas en el PP. Y comparó su caso con el de Nicolás Redondo Terreros, al que echaron del PSOE tras mostrar su rechazo a la amnistía. “Aunque yo haya dicho cosas que no han gustado a Génova, a mí nadie me ha expulsado”. 

En los últimos meses, el líder del PP catalán se ha desmarcado varias veces con la cúpula del partido. Primero con el flirteo de Feijóo con Junts y después criticando abiertamente las presuntas triquiñelas que se hicieron en la época de Mariano Rajoy para perjudicar a adversarios políticos. “Toda la ley y solo la ley. La ley hay que cumplirla”, volvió a reivindicar en Tarragona.