Salvador illa con el panel electrónico que marca el resultado de una votación en el Parlamento de Cataluña
OPINIÓN

Vaya oportunidad tienes, Salvador...

Nada menos que hacer política después de una época de hiperinflación palabrera (y quién sabe si plantar una semilla en el erial que está dejando Sánchez en el PSOE)

La realidad tiene una virtud muy particular y es que siempre da una salida; no importa cómo coloques las piezas: el puzzle siempre ofrecerá alguna imagen. En este sentido, la empalagosa mediocridad de la Cataluña procesista tiene una virtud: que las piezas están sueltas y a nadie se le ha ocurrido juntarlas para hacer un nuevo mosaico. Pero hace falta mucho arrojo para conseguirlo ¿Lo tendrá Salvador Illa, que parece llamado a ganar?

Mediocridad generalizada

En Cataluña hay fundamentalmente tres factores políticos: i) desafección; 2) fragmentación; 3) una red institucional al servicio del procés que me río yo de los faraones. En este sentido, los partidos procesistas tienen una cosa buena: que sabes lo que quieren. Básicamente, mantener la infraestructura y huir hacia adelante. Los intereses creados.

El problema es que estos tres factores se les están girando en contra. El votante nacionalista está muy desengañado, el voto se divide entre muchos partidos y, a resultas de todo, la gente lleva cada vez peor la red de chiringuitos procesistas. Máxime cuando la realidad se deja de collonades y plantea problemas reales: agua, vivienda, inseguridad, inmigración.

Plano medio de Pere Aragonès con cara de asco y Carles Puigdemont hablando

Como era de esperar, este panorama ha dejado un tejido social más bien neurótico. Cataluña es una sociedad artificial y esquilmada por la partitocracia procesista y sus mariachis mediáticos. Y el problema es doble porque Cataluña tampoco está tan mal como para justificar a un Milei catalán, o sea, motosierra. Por el contrario, Cataluña - como España - está en ese estado intermedio que recuerda a un flan (lácteos en general). Es como esos mineros que estuvieron no sé cuánto tiempo encerrados en una mina y lo primero que les dieron al salir fueron gafas de sol.

Todo por hacer

La cosa es que nadie se va a creer a Alejandro Fernández - probablemente, el mejor orador catalán - haciendo según qué discursos conciliadores porque no es su mercado. Pero es que tampoco nadie se va a creer a ERC hablando de inseguridad. Ni a Junts hablando de reducir impuestos. Simplemente, no son sus mercados.

¿Pero cuál es el mercado del PSC? ¿Alguien lo sabe? Los indepes dicen que es un partido españolista por ese 155 de andar por casa que apoyó en su día, pero los españolistas dicen que es procesismo descafeinado. El caso es que el PSC - y ya sea por acción o por omisión -  está a la misma escala gelatinosa que la Cataluña post-procesista ¿El PSC es procesismo light? De acuerdo ¿Pero es que Cataluña se merece algo mejor?

En fin, pongamos ejemplos. Salvador Illa tiene margen para desmantelar gran parte de los chiringuitos y, con ese dinero, bajar impuestos (aunque sea cosmético). Y este tema de los chiringuitos es un caramelo que agradecerán tanto los independentistas como los españolistas. Basta ver los comentarios en redes de los usuarios indepes cuando la Generalitat anuncia que se ha creado tal o cual chiringuito. 

Al mismo tiempo, Illa se puede poner firme con la inseguridad sin que le caiga el sambenito de la extrema derecha, que es algo que todavía afecta mucho al pudor del votante catalán; además, no hace falta gran cosa, con parecerse a Albert Batet ya es suficiente. Pero es que, por otro lado, Illa también puede vender el rollo patatero de la reconciliación porque, al fin y al cabo, ha tragado con la amnistía. Y ya que lo ha hecho, pues que al menos le aproveche.

¿Para qué quieres ser presidente?

¿Si no, qué, Salvador? ¿Para qué quieres mantener el Diplocat o la Dirección General de Cuidados y Organización del Tiempo? ¿Para qué quieres dejar TV3 como está si todo el mundo añora la TV3 de los noventa? ¡Tienes hasta a los sindicatos a favor! ¿Para qué quieres ser el presidente que mantuvo el impuesto de sucesiones más alto de España? ¿Para qué quieres hacer malabares con las palabras si lo que la gente quiere oír es que a un multirreincidente hay que ponerlo a la sombra? ¿Para qué quieres calentarle la cabeza a la gente con no se sabe qué reivindicaciones nacionales?  ¿Para qué querrías alargar el procés con una especie de post-procés? O sea ¿Para qué quieres ser presidente?

Salvador Illa en el encuentro 'Objetivo Actualidad', en el Palacio Euskalduna, a 2 de octubre de 2023, en Bilbao

Y es que da igual si Illa no consigue una mayoría de investidura y hay que repetir elecciones. Si transmite la sensación de líder que acepta propuestas de todos lados (el tema de la fragmentación), saldrá beneficiado en una repetición electoral. Y cuando hablo de propuestas de ‘todos lados’ me refiero, literalmente, de todos lados.

En resumen y cogiendo el catalejo: si Salvador Illa quiere evitar que Cataluña acabe optando por opciones identitarias, tiene que adelantarse a los acontecimientos ¿Lo conseguirá? Personalmente, lo dudo porque estoy muy descreído. Pero cuidado con los moderados con gafas.

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