Cada uno tiene lo que vota
PSOE y ERC han votado la renovación de sus liderazgos, con dos votaciones distintas, pero a la vez muy parecidas
Fin de semana frenético en la política española. PSOE y ERC han votado la renovación de sus liderazgos, con dos votaciones completamente distintas, pero a la vez tan parecidas. Las militancias de uno y otro partido han votado, en un caso, para dar superpoderes a Pedro Sánchez, sin criticarle nada, y en la otra para evidenciar el estropicio de una ERC que no aprende de sus errores históricos.
En Sevilla, en un Congreso Federal hecho a medida por un Sánchez y su esposa imputada, que se han dado un baño de masas, el reelegido secretario general del PSOE fue escogido sin oposición interna alguna. Sin hacer ningún caso a la militancia —que tampoco se lo tuvo en cuenta—. Hacía semanas, a raíz de los diversos casos de corrupción que comprometen el discurso del Partido Socialista, que cargos y militancia le reclamaba a Sánchez una profunda renovación de los órganos de decisión. Lejos de ello, sin embargo, el presidente de España ha premiado a los presuntos delincuentes otorgándoles más poder. Y las bases le validaron su decisión, eso sí, perdiendo un 5% de apoyos respecto al último Congreso Federal.
En Calabria 66, sede de ERC, en cambio, las cosas no salieron como quería el expresidente del partido, Oriol Junqueras. El que fue presidente de la Generalitat, que dimitió el pasado mes de junio para asumir como propios los malos resultados electorales, advirtiendo que se presentaría de nuevo a unas primarias avanzadas en el tiempo por su renuncia, no logró el 5% de los votos necesarios para volver a liderar el segundo partido independentista más importante. Junqueras tendrá que esperar a una segunda vuelta donde, la lista impulsada por quien fue su número dos, Marta Rovira —que ahora hemos sabido que se vuelve a exiliar voluntariamente en Suiza, será que no se vivía tan mal—, le puede dificultar las cosas. Los votos de Helena Solà y Alfred Bosch, que quedaron terceros, y no podrán optar a la segunda vuelta, puede frustrar los planes de regreso de Junqueras.
Lo que ha pasado a un partido y el otro partido, otorgando plenos poderes a un Sánchez envalentonando, que puede verse obligado a cesar a alguno de sus colaboradores en breve si finalmente la justicia opta por imputar alguno —lo que parece muy probable—, y los tantos votos que logró Junqueras, pese a ser el principal responsable de la peor derrota electoral que ha sufrido ERC en su historia, obligan a uno a pensar si lo de la democracia interna de los partidos sirve para gran cosa. Si los militantes, antes de votar, realizan algún tipo de reflexión. O si todo es emocional. Ganando, pues, quien tiene más herramientas y capacidad para embelesar a sus vasallos. Sea como fuere, cada uno tiene lo que ha votado. Entonces que no vengan a llorarnos.
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