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OPINIÓN

El último que apague la luz

Empieza la despedida de los responsables de hundir Cataluña la última década

Editorial Arnau Borràs

Esta semana ya hemos empezado a ver las primeras consecuencias del desastre que ha significado para el procesismo las elecciones del pasado domingo. Poco a poco, algunos de los responsables de hundir Cataluña la última década han decidido asumir el mensaje que les han mandado los catalanes y han decidido irse para casa.

Pere Aragonès fue el primero, después vino Marta Rovira y el último ha sido Sergi Sabrià. El ideólogo y fontanero de Esquerra anunció su adiós de la política institucional tras el hundimiento de su partido el 12-M. No es de extrañar, teniendo en cuenta que él (junto a Oriol Duran) fue el jefe de campaña de unas elecciones en las que los republicanos bajaron de 33 a 20 diputados.

En ERC han sido los primeros en poner cartas en el asunto ante el descalabro electoral con la dimisión (o renuncia a la reelección) de tres de sus pesos pesados. Quien sigue viviendo en su mundo de Narnia es Oriol Junqueras. Que sí, anunció que se va, pero solo temporalmente. Su intención es intentar ser reelegido en el congreso extraordinario del partido a finales de noviembre.

Como decía hace unos días Josep Martí Blanch en su columna en El Confidencial, Junqueras implorará a las bases que todavía merece la última oportunidad de volver a ser candidato. Que es lo mínimo que él cree que merece tras pasarse unos años en la cárcel “por la causa”.

Veremos cómo acaba lo de ERC, pero sería raro que forzasen una repetición electoral con todo este lío entre manos. En cualquier caso, son los únicos que parecen haber captado el mensaje de los ciudadanos.

En la cúpula Junts todavía no han llegado a la conclusión evidente tras el 12-M. Puigdemont, por ahora, no está por la labor y sigue, como Junqueras, en su Narnia particular, creyendo que los números salen para que pueda volver a ser president. Cuando se dé cuenta (o se lo hagan ver), será casi el último líder destacado del procés que quedará por irse a casa. Bueno, él y Jordi Turull.

Esquerra (menos Junqueras), ya han visto que es hora de que haya nuevas caras. En Junts aún no, pero tarde o temprano deberán iniciar ese proceso. Hoy, Guillem Bargalló cuenta perfectamente cuál es el camino que debería adoptar el partido postconvergente: más ideología, más Marc Buch y Jordi Masquef y menos procesismo y menos caras agotadas.

Cuando empiezan a desfilar los responsables de la política catalana en la última década, es más fácil que poco a poco se vayan sumando más. En este sentido, la decisión de Aragonès, Rovira y Sabrià debería empujar a Junqueras a hacer lo mismo. Y el proceso que están llevando a cabo en ERC debería empujar también a Junts a seguir el mismo camino.

Por fin dejamos atrás una etapa que, tras mucho ruido, ha acabado sirviendo para más bien poco. Lo bueno es que ya ha empezado la huida de algunos de sus responsables. Desde aquí, les animo a seguir a todos los demás. Y que el último apague la luz.

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