Pedro Sánchez tiene ahora dos problemas
El caso 'Koldo' ha hecho que el presidente del Gobierno español y líder del PSOE, unos días después, realmente tenga dos problemas
La semana pasada, en esta misma tribuna, les comentaba que Pedro Sánchez tenía un problema después de las elecciones en Galicia y el auge del nacionalismo que él mismo ha impulsado. Hoy vengo a decirles que el presidente del Gobierno español y líder del PSOE, unos días después, realmente tiene dos problemas. Y el originado por el 'caso Koldo' posiblemente sea un problema más grande que el primero.
El hombre que llegó al poder mediante una moción de censura, contra la corrupción del anterior partido que sostenía al Gobierno, ahora se enfrenta a su propia medicina. Una moción de censura, por cierto, que negociaron los mismos que ahora están señalados en el centro de la trama. Los que, meses antes, custodiaron en su domicilio particular los avales de Sánchez para volver a la secretaría general del PSOE. Por lo tanto, no vale eso de “no sé quién era ni de quién me habla”.
Koldo García, por experiencia propia, una buena persona y sobre todo leal a los suyos, llegó al PSOE nacional de la mano del ahora número tres del partido, Santos Cerdán. Ambos se conocían de Navarra. Cerdán, el técnico de mantenimiento sin ninguna otra formación y con una gran ambición personal, es quien ahora maniobra contra todos quienes le pueden hacer sombra para seguir escalando dentro del partido. A pesar de ser el gran responsable de todos los fracasos de los últimos años. Siete de siete ha fallado.
Fue, pues, Santos Cerdán quien le impuso un colaborador tan estrecho a José Luis Ábalos. A quien antes Pedro Sánchez había nombrado su mano derecha. Por lo tanto, si a alguien se le deben reclamar explicaciones, en primer lugar, es al diputado por Navarra y secretario de Organización del PSOE. En Ferraz todos saben quién es quién. Y ahora nadie puede hacerse un Infanta Cristina con eso de “no sabía nada” o “no me acuerdo”.
Digo todo esto para arrojar un poco de luz a la oscuridad. Cuando algunos ya han comenzado a enseñar puertas de salida, sin la valentía de reclamar dimisiones directamente, hay que tener en cuenta que todo esto no es responsabilidad de una sola persona. Y que al final de la cadena de responsabilidades, no demasiado lejos y consciente de todo, se sitúa el presidente del Gobierno y defensor de la limpieza política.
En el PSOE hay miedo. Mucho miedo. Saben que todo lo que hemos conocido hasta ahora puede ser solo la punta del iceberg. El avance de un largo serial que seis años después de la moción de censura que catapultó a Sánchez a la presidencia del Gobierno, gracias al PDeCAT y al PNV, puede hacer caer al presidente español de la misma forma.
Hace unas semanas, Carles Puigdemont ya manifestó que si Pedro Sánchez incumplía los acuerdos pactados —por ahora no ha cumplido ni uno— Junts se planteaba dar apoyo a una moción de censura del PP. El PNV, según fuentes del Euzkadi Buru Batzar, hará lo mismo si después de las elecciones vascas del 21 de abril el PSOE se le ocurre dar la lehendakaritza a Bildu. A Sánchez, pues, se le acumulan los problemas. ¿Estamos ante el final de su vida política?
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