La mano de la Liga Árabe, la última estocada a la escuela catalana
Esta organización está agrupada por Estados teocráticos en los que a menudo no se respetan los derechos humanos más básicos conquistados en occidente
Este último jueves la Comisión del departamental de Acción Exterior y Unión Europea se validó el acuerdo entre la Liga Árabe y la Generalitat, en concreto entre ALECSO (Organización Educativa, Cultural y Científica de la Liga Árabe) y el Departamento de Educación. Un acuerdo que meses atrás ató la señora Meritxell Serret, consejera de Acción Exterior, para promover el árabe en las escuelas catalanas.
El argumentario del acuerdo establece que el sistema educativo catalán se alza a partir de un modelo de enseñanza plurilingüe. Y que este guarda la voluntad de promover el reconocimiento y aprendizaje de lenguas vinculadas a los orígenes familiares del alumnado. Por tanto, con este acuerdo la Generalitat adapta el modelo de escuela a los recién llegados de los países árabes y no hace que los recién llegados se adapten al modelo de escuela catalana y, como consecuencia, que la Liga Árabe salga ganando. La política exterior debe entenderse como la defensa de los intereses nacionales de los catalanes y no la defensa de los intereses nacionales de los demás estados en nuestro país. Este acuerdo representa una alta irresponsabilidad, especialmente en un país en el que el catalán está cada día más minorizado. La presión demográfica que sufre Cataluña es evidente, y con la institucionalización del árabe y el castellano, existe el riesgo de que el catalán acabe siendo una lengua meramente formal. La enseñanza del árabe en las escuelas catalanas puede exacerbar esta situación.
La contrapartida del acuerdo podría entenderse como que el catalán se fomentará en las escuelas de los siguientes Estados: Egipto, Irak, Siria, Líbano, Jordania, Arabia Saudí, Yemen, Libia, Sudán, Túnez, el Marruecos, Kuwait, Argelia, Yemen, Bahréin, Qatar, Omán, Emiratos Árabes Unidos, Mauritania, Somalia, Palestina, Yibuti y Comoras. Recordamos que todo esto se hace con el propósito que sirva para fomentar el aprendizaje de lenguas vinculadas a los orígenes familiares del alumnado. ¿Pues ya me dirán cuántos catalanes hay escolarizados en estos estados y la numerosa comunidad catalana que habita? He aquí, la diferencia entre un conjunto de Estados que tienen una estrategia geopolítica de defensa de sus intereses y de expansionismo cultural y, el otro de un gobierno autonómico que no solo actúa como sucursal del Estado español sino que le hace la función de ONG.
La minorización que sufre el catalán en Cataluña es un fenómeno objetivo, y con la institucionalización del árabe y el castellano, la residualización del catalán será más fehaciente. Tal medida es una nueva espada de Damocles por la situación de Catalunya, que añade más leña al fuego a una sociedad en la que cada día emergen más comunidades paralelas, y eso es de forma querida; recuerden las palabras del Presidente Aragonés en una comida con la comunidad musulmana en Martorell: "No hace falta que os integréis a Cataluña. Sois Cataluña". Detrás de esta afirmación tan tendenciosa como ramplona, cae como un epitafio sobre los intereses de seguir existiendo como una sola comunidad nacional y se esconde la clara intención de no querer una comunidad fuerte donde los extranjeros se integren en una cultura y en una lengua común, antes un modelo de sociedad debilitada, que cada día sea más dependiente de la administración. Y esto ocurre en Cataluña, mientras las demás naciones están reforzando sus códigos comunes y aplicando sistemas de integración a la comunidad receptora. Pero resulta que en Cataluña debemos ser más papistas que el Papa.
Es importante entender la diferencia entre establecer pactos puntuales para defender los intereses nacionales de Cataluña y abrir las puertas de la educación y la enseñanza a estados con vocación imperialista en una escuela catalana, donde en alguno de los casos el catalán es prácticamente inexistente entre los alumnos. Este acuerdo representa una secuencia de frivolidades, especialmente en un país en el que el catalán que, como decía antes, está de retroceso y donde la conquista de derechos y libertades civiles están siendo atenazados por elementos exógenos. Por este último motivo, debe tenerse en cuenta el contexto idiosincrático de los Estados que componen de la Liga Árabe, que no diferencian al Estado de la Religión. Esta organización está agrupada por Estados teocráticos en los que a menudo no se respetan los derechos humanos más básicos conquistados en occidente y que aplican leyes religiosas, tales como aplicar penas de muerte a personas homosexuales y que los derechos de las mujeres son pisados hasta la vejación. Restaremos a la espera de que la consejera de igualdades y feminismos se manifieste al respecto y no olvidemos que la educación es el medio para transmitir a las nuevas generaciones los conocimientos, habilidades y valores que nos han hecho civilizados.
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