Imagen de un plano general de los Mossos d'Esquadra durante un operativo en la ciudad de Barcelona

OPINIÓN

Inmigración y delincuencia: datos contra el buenismo

En los últimos días, los altavoces del establishment se han apresurado a publicar datos a conveniencia para desvincular a los inmigrantes de la delincuencia creciente que hay en Cataluña

Editorial Arnau Borràs

Este viernes hemos conocido dos datos impactantes. Una, que casi el 70% de los reclusos en las cárceles catalanas menores de 30 años son inmigrantes. Y dos, que ocho de cada diez detenidos en Barcelona son extranjeros.

El buenismo catalán lleva días hablando sobre inmigración y delincuencia, algo que tarde o temprano tenía que pasar. Todo, ante el auge de Sílvia Orriols y su Aliança Catalana. Un auge tanto mediático, como social, como incluso de influencia política. Ella -y también Vox- han conseguido situar en el centro del tablero político esta cuestión (a pesar del cordón sanitario mediático que sufren).

En los últimos días, los altavoces del establishment se han apresurado a publicar datos a conveniencia para desvincular a los inmigrantes de la delincuencia creciente que hay en Cataluña. Todo, con el objetivo de dejar claro que la mayoría de extranjeros no delinquen. Algo que, por cierto, nadie ha cuestionado. Es evidente que la mayoría de los 1,3 millones de inmigrantes que hay en Cataluña no cometen delitos. De lo contrario, el caos sería estratosférico.

Una cosa es decir que la mayoría de extranjeros son delincuentes, algo que está claro que no es así. Y la otra es decir que la mayoría de delincuentes son extranjeros, algo que los datos sí que demuestran. En algunos casos, incluso, lo son en términos absolutos y no solamente proporcionales.

El fact-checking Verificat remarcaba hace un tiempo que entre inmigración y delincuencia hay correlación, pero no causalidad. Y apuntaban a la pobreza como el principal factor que empuja a esta gente a delinquir. También podríamos decir que, con estas afirmaciones, se estigmatiza a los pobres. Y es que la mayoría de ellos no comete delitos. En cualquier caso, sorprende que en un aspecto no vean causalidad y en el otro sí.

Está claro que, en muchas ocasiones, no hay un solo factor que explique que una persona decida delinquir. Pero centrarse solo en un factor -el nivel socioeconómico- y obviar otros -como el origen y cultura- no servirá para solucionar el problema. Porque sí, hay un problema, algo que algunos parece que no se dan cuenta (o no quieren darse cuenta).

Es evidente que la cuestión migratoria es un tema complejo. Y aún más cuando se mezcla con la seguridad. Pero una cosa buena que ha tenido la insistencia Vox y la irrupción de Sílvia Orriols es que el debate ya ha dejado de ser tabú. Ahora solo hace falta que se hable de ello sin medias verdades ni datos interesados.