Policía detiene a una persona
OPINIÓN

Expulsar a delincuentes multirreincidentes no es de extrema derecha

Es la absurdidad a la que que ha llegado la izquierda: prefieren defender a un delincuente que a sus víctimas


Editorial Arnau Borràs

Se ponga como se ponga el Triángulo de las Bermudas del wokismo catalán, formado por ERC, Comuns y CUP, querer expulsar a delincuentes multirreincidentes no es de extrema derecha. Las acusaciones de xenofobia, ultra, extrema derecha y aporofobia cuando alguien plantea esta cuestión forman parte de la habitual perversión del lenguaje de la izquierda para intentar desacreditar a quien no piensa como ellos.


Utilizan el argumento de que querer expulsar a multirreincidentes criminaliza a los inmigrantes, pero aquí nadie está proponiendo expulsar a inmigrantes. De hecho, ni siquiera se habla de expulsar a delincuentes. Se pide expulsar a quienes han hecho de la delincuencia su estilo de vida. Si esta medida criminaliza a alguien no es precisamente en los inmigrantes, sino en los delincuentes multirreincidentes.

Por culpa de sus complejos, acaban validando a quienes acumulan decenas y decenas de detenciones, sin caer en que expulsar multirreincidentes es una medida que, en gran parte, beneficia a las clases populares -incluidos los inmigrantes-, que suelen ser sus víctimas. Es la absurdidad a la que ha llegado la izquierda: prefieren defender a un delincuente que a sus víctimas.

Además, los discursos moralistas de esta pseudoizquierda chocan directamente con la realidad. Que en sus barrios no se encuentren con esta problemática no significa que no exista. Porque es evidente que la mayoría de inmigrantes no son delincuentes, pero también es cierto que la mitad de los presos que hay Cataluña son extranjeros, cuando no representan ni al 20% de la población.


Mientras proponen meriendas, políticas educativas y otras alternativas bonistas, en Cataluña hay gente que vive de delinquir. Y esta es una realidad que desde sus posiciones privilegiadas e interesadas, algunos no quieren afrontar. Y si estos reincidentes son nacidos aquí no tienes más remedio que comértelos con patatas. Pero si son de fuera, que se les aplique la ley y se vayan. Tolerancia cero con aquellos vienen a vivir a expensas de la seguridad y la honradez de resto de la población, incluida la inmigrante.

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