Una persona con gafas y uniforme de chef sonríe mientras en la esquina superior izquierda aparece un círculo rojo con la imagen borrosa de otra persona y un emoji sorprendido.
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Raül Balam, el desconocido hijo de Carme Ruscalleda que lo ha pasado mal en la vida

La relación con su familia ha sido fundamental en su proceso de superación, apoyándolo en cada paso del camino

La vida a veces nos presenta retos inesperados, y algunos de ellos pueden ser devastadores. Uno de esos casos es el de Raül Balam, hijo de la reconocida chef Carme Ruscalleda. A pesar de su famoso linaje, Raül tuvo que enfrentarse a su propia batalla personal, una lucha que lo llevó al borde del abismo. 

Un camino lleno de desafíos

Raül Balam lleva once años sin tocar las bebidas alcohólicas ni consumir drogas. Este hito lo convirtió en un testimonio viviente de la lucha contra la adicción. "Me encanta ver amanecer; es el momento del día que más gozo", afirmó en varias ocasiones.

Dos personas posan juntas frente a un fondo decorativo con detalles dorados y un panel de madera.

A través de su libro Enganchado, compartió su experiencia desde sus primeros tragos de alcohol hasta su dura lucha con la cocaína. "Con 16 años, el alcohol fue solo el comienzo de una larga travesía", recordaba.

En sus páginas, no tuvo reparos en señalar que "mis padres fueron mis primeros camellos". Esta confesión destacó la complejidad de su relación con el alcohol y cómo este se convirtió en una parte normalizada de su vida desde joven. A pesar de los buenos momentos, las drogas pronto dominaron su existencia, llevándolo a situaciones desesperadas.

Reflexiones y aprendizaje

La lucha de Raül no terminó con su decisión de dejar las drogas, tras su ingreso se enfrentó a la dura realidad de volver a la vida diaria. "Cuando dejas la droga te sientes muy pequeño", compartió, aludiendo a la necesidad de seguir en terapia para reaprender a vivir. La reintegración fue un proceso lento, pero su familia y el equipo del restaurante Moments, donde trabaja, lo respaldaron en cada paso.

La primera vez que se presentó al frente de la cocina después de su rehabilitación, los nervios lo invadieron. Sin embargo, el apoyo de su equipo fue fundamental, "Cuando salí a sala, el equipo apareció con un cartel que decía 'Bienvenido'", recordaba emocionado. Hoy en día, ofrece menús degustación adaptados, con opciones sin alcohol, para ayudar a otros que enfrentan problemas similares.

La primera persona en leer su borrador fue su madre, Carme Ruscalleda, quien siempre fue su mayor crítica. Al recibir el libro ya terminado, le dijo: "Eres muy valiente; el libro es una maravilla". Este apoyo familiar ha sido vital para Raül en su proceso de sanación. 

La historia de Raül Balam es un recordatorio poderoso de que la vida puede ser impredecible. Su camino estuvo lleno de altibajos, pero su determinación y valentía lo llevaron a un lugar de luz y esperanza. Su viaje no solo es inspirador, sino que también ofrece un mensaje de que siempre es posible volver a empezar.

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