Juan Carlos I tiene problemas tras salir el apodo que le puso al abuelo de Letizia
A Letizia no le agradaba en absoluto la palabra con la que el emérito se refería al padre de su madre
Juan Carlos celebraba el pasado día 5 de enero su 86 cumpleaños acompañado de sus hijas, las infantas Elena y Cristina, y algunos nietos. Una cita que dejó nuevamente a la vista el distanciamiento que mantiene con su hijo, el rey Felipe, y la nula relación con la mujer de este, Letizia. A todo esto hay que sumar, por ejemplo, que a la actual reina le molestaba la palabra con la que Juan Carlos se refería a su abuelo materno.
Parece ser que Juan Carlos y Sofía no recibieron con la mayor de las alegrías que su hijo, entonces heredero, estuviera enamorado de la periodista. La madre de Felipe, aun así, le dio una oportunidad; todo lo contrario que Juan Carlos que desde el principio manifestó que no podía soportarla. El rey no tardó en pedir que se investigara sobre su vida, su pasado y también sobre su familia.
Juan Carlos I utilizaba una palabra que contradice el adjetivo con el que siempre se le ha identificado
El emérito, según publica el diario En Blau, se burlaba de los abuelos de Letizia y no le agradaba nada tener que recibirlos en la Zarzuela. Además, se refería al abuelo materno de su nuera, como "el taxista", algo que disgustaba a la mujer de Felipe VI. Un apodo clasista que pone en entredicho el carácter campechano con el que siempre se ha identificado a Juan Carlos I.
Francisco Rocasolano Camacho nunca podría haber imaginado que sería testigo de un acontecimiento tan importante como el que vivió. A la edad de 96 años, desde una tribuna del Congreso de los Diputados, vio cómo Letizia se convertía en reina de España. La misma a la que se esposa, Enriqueta, se refería con estas palabras: "desde que nació parecía que iba a mandar en el mundo".
Madrileño, espontáneo, castizo y taxista. Hijo de un albañil, el abuelo de Letizia combatió en el bando republicano y siempre le gustaron los coches. Se puso a trabajar como mecánico y más adelante consiguió una licencia de taxi.
Así, la profesión que durante muchos años ejerció el señor Rocasolano parecía no agradar al emérito. Tampoco la madre de Letizia, Paloma, fue bien vista por los miembros de la familia real. Paloma Rocasolano era sindicalista e hija de un taxista algo que fue considerado como impropio para la imagen de la Zarzuela.
Las últimas reuniones familiares han dejado a la vista la nula relación entre Juan Carlos y su nuera
Ahora, a punto de cumplirse dos décadas de la boda entre Felipe y Letizia, las cosas han cambiado. Juan Carlos abdicó en 2014 en favor de su hijo Felipe y cuatro años después abandonó su residencia en España para instalarse en Abu Dabi. Dos hechos que ni él, ni casi nadie, podría haberse atrevido a vaticinar hace algunos años.
Mientras tanto, Letizia sigue en la Zarzuela, lugar que frecuenta su madre, Paloma, y al que Juan Carlos tiene vetada, por el momento, la entrada. Una situación incómoda para ambas partes, pero que marca las últimas reuniones familiares.
Una de las ausencias más sonadas el pasado 31 de octubre en la jura de la Constitución de Leonor, fue precisamente Juan Carlos. La celebración posterior, a la que sí acudió el emérito tuvo lugar en el Palacio de El Pardo, no en la Zarzuela. Son estos, gestos que dejan en evidencia la nula relación entre el padre del actual rey y la mujer de este.
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