Este es el pueblo con menos habitantes de Cataluña: solo viven 27 personas
El pueblo menos poblado de Cataluña está en el Berguedà, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística
En el Berguedà, en la provincia de Barcelona, se encuentra Gisclareny, el pueblo con menos habitantes de Cataluña. Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), este pequeño municipio tiene tan solo 27 residentes, reafirmando su posición como el pueblo menos poblado de la comunidad autónoma.
Gisclareny se sitúa en el Parque Natural del Cadí-Moixeró. Un entorno natural privilegiado que ofrece impresionantes vistas del Pedraforca, una de las montañas más emblemáticas de Cataluña.
Este pintoresco pueblo está a 1.340 metros de altura, rodeado de frondosos bosques y prados verdes. Un entorno que lo convierte en un destino ideal para los amantes de la naturaleza y el senderismo.
La historia y la arquitectura de Gisclareny
Gisclareny tiene una rica historia que se remonta al año 1117, cuando fue incorporado al condado de Barcelona. Posteriormente, en el siglo XVII, pasó a estar bajo la jurisdicción del ducado de Alba y del marqués de Aitona.
Durante el siglo XIX, el pueblo alcanzó su apogeo al convertirse en un refugio para los carlistas durante las guerras. La industrialización del Berguedà, sin embargo, provocó una disminución gradual de su población.
El pueblo conserva una arquitectura encantadora con estrechas calles y masías de piedra que se elevan como testigos de su pasado. Entre los edificios más destacados se encuentran la iglesia románica de Sant Miquel y las ruinas de Murcorls, que datan de entre los siglos XVI y XIX.
Gisclareny y su encanto turístico
A pesar de su tamaño, Gisclareny ofrece una variedad de actividades y lugares de interés. Es un punto de partida perfecto para explorar el Parque Natural del Cadí-Moixeró, con numerosas rutas de senderismo que permiten descubrir cascadas, ríos y vistas panorámicas. Entre las rutas más populares se encuentran La Dou, La Voltrera y El Comabona, cada una ofreciendo una experiencia única de la belleza natural del área.
Para aquellos interesados en la historia y la cultura, la iglesia de Sant Martí del Puig y la iglesia de la Mare de Déu del Roser son visitas obligadas. Además, el pueblo alberga hachas de piedra de la época visigoda, añadiendo un elemento histórico fascinante a la visita.
Por otro lado, la gastronomía en Gisclareny es sencilla pero deliciosa. Está centrada en productos locales y platos tradicionales de la comarca del Berguedà. En el restaurante Cal Miseria, por ejemplo, se pueden degustar platos como el maíz o trigo escuadrado con setas y carne de cerdo.
En cuanto al alojamiento, Gisclareny ofrece varias casas rurales como Cal Peró y Cal Maurici, que brindan una experiencia auténtica de la vida en el campo. Además, en los alrededores, en pueblos vecinos como Bagà y Saldes, hay una buena oferta de hoteles rurales y apartamentos de montaña.
Gisclareny puede ser pequeño en tamaño, pero es grande en encanto y ofrece una experiencia inolvidable para todos sus visitantes.
Más noticias: