Joan Amargós y Verónica Echegui se miran de cerca y sonríen en una discoteca iluminada con luces de colores púrpura y rosa en A Muerte
OPINIÓN

'A muerte', una comedia vibrante, imperfecta y muy humana, que también te hará llorar

Crítica de 'A muerte', nueva comedia de atresplayer creada por Dani de la Orden, que se estrena este 15 de junio.

Hay series que se esfuerzan en provocar la risa, otras que intentan desgarrar al espectador, y unas pocas que logran ambas cosas. 'A muerte', la nueva creación de Dani de la Orden, entra con paso firme en este último grupo. Estamos ante una comedia romántica que se atreve a tocar los grandes temas como la muerte, la maternidad, el amor roto o el tiempo que se nos va, con una honestidad que engancha.

'A muerte' plantea un inicio arriesgado: ¿qué pasa cuando un hombre recibe un diagnóstico terminal el mismo día en que su pareja le deja?. Una premisa que  se convierte en una historia vibrante, imperfecta y muy humana.

'A muerte' funciona sobre todo gracias a sus personajes y a cómo estos encarnan, con torpeza y contradicciones. Los dilemas de una generación que sigue preguntándose si ha llegado ya el momento de tomarse la vida en serio.

Joan Amargós y Verónica Echegui personas conversan al aire libre durante el atardecer en A muerte
Crítica de la serie 'A muerte' | Atresmedia

Raúl (Joan Amargós) es un tipo aparentemente estable que, enfrentado a la muerte, no encuentra el sentido de nada. Marta (Verónica Echegui), por el contrario, vive al borde del abismo emocional, refugiada en la fiesta y en el caos, y de golpe un embarazo la pilla sin manual de instrucciones. Ninguno de los dos está preparado para lo que les ocurre, pero eso es justo lo que los hace creíbles.

Lo más interesante es cómo la serie se atreve a mirar de frente a la estupidez humana, no desde el juicio, sino desde el cariño. Dani De la Orden no busca redimir a sus protagonistas ni convertirlos en héroes de manual. Los muestra ridículos, egocéntricos y cobardes, pero también frágiles, generosos y muy vivos.

De este modo, Verónica Echegui y Joan Amargós son el corazón de 'A muerte'. Su química es evidente, pero sus personajes no saben muy bien cómo gestionar lo que sienten ni cómo decirse lo que importa. Esto, lejos de jugar en contra, refuerza la verdad emocional del relato. Sus diálogos están llenos de subtexto, silencios incómodos, pullas y torpes intentos de cariño que reflejan realidad.

Dani de la Orden, Verónica Echegui y Joan Amargós rodando A Muerte
Crítica de la serie 'A muerte' | Atresmedia

Verónica Echegui, en particular, compone una Marta magnética: excesiva, contradictoria, profundamente herida y absolutamente libre.  Joan Amargós, más contenido, equilibra la balanza con un Raúl que se desmorona sin estridencias.

Tragedia y comedia: una misma raíz en 'A muerte'

El gran acierto de 'A muerte' es no separar los registros. No hay un episodio cómico y otro dramático, ya que la serie se permite girar de lo hilarante a lo devastador en la misma escena.  Lo que empieza como un chiste ácido puede acabar en una confesión dolorosa, y viceversa. 

Con solo siete episodios de media hora, 'A muerte' no se alarga innecesariamente ni cae en la trampa de querer explicarlo todo. Su final es coherente con su tono:  ni totalmente feliz ni fatalista, sino lleno de matices. Eso sí, te sacará alguna lágrima y te dejará con ganas de más.

En tiempos donde la comedia romántica parece anclada en fórmulas agotadas, 'A muerte' ofrece un soplo de aire fresco. Es gamberra sin ser cínica, tierna sin ser ñoña, profunda sin ser pedante.  Una maravilla que confirma una vez más el éxito de Dani de la Orden, que ha llegado para quedarse detrás de nuestras pantallas.

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